Europa se prepara para un invierno de gran incertidumbre, en el ámbito energético. Tenemos ante nosotros un escenario complejo provocado por un conjunto de factores: la actual situación geopolítica, el mantenimiento planificado de cierta capacidad de generación de energía, la recuperación tras la desaceleración económica creada por la COVID-19, y la decisión de muchos países europeos de reducir su dependencia de los combustibles fósiles. A todo ello, se le suma que la transición hacia las energías renovables ha sido lenta.
Si bien es cierto que cada país europeo tiene un mix de energía diferente, así como diferentes niveles de resiliencia, Europa en conjunto tiene por delante un gran desafío: asegurar los niveles suficientes de energía que permitan pasar el próximo invierno.
En octubre, la agencia de noticias Bloomberg Europe informó de que los apagones serán «la próxima amenaza para el continente». Los países europeos ya están mostrando su preocupación por las reservas de gas de cara a los próximos meses.
Sin embargo, es cierto que tanto España como Portugal se encuentran en una situación de privilegio ya que apenas corren riesgo de blackout o apagones. Principalmente porque su mix energético integra un porcentaje mayor de energías renovables y porque no tienen tanta dependencia de la nuclear como Francia.
¿Qué implica esta situación para el sector residencial en Europa?
Los trastornos que puede causar un apagón en los hogares nunca han sido insignificantes, incluso si nos remontamos a hace 20 años. Sin embargo, hoy en día las repercusiones serían inconcebibles, teniendo en cuenta la amplia adopción de las tecnologías para el hogar inteligente y nuestra dependencia de los dispositivos electrónicos conectados. La inestabilidad en la calidad de la energía podría causar daños irreversibles en los aparatos electrónicos de la casa, y un apagón completo podría causar graves trastornos en los sistemas de iluminación o de calefacción, por ejemplo. Y, como hemos visto en los últimos dos años, en gran parte como respuesta a la pandemia, muchos trabajamos ahora desde casa, o nos formamos a distancia como primera opción. Desde entonces, nos hemos vuelto mucho más dependientes de esos dispositivos que nos permiten trabajar en casa y, por supuesto, nuestros equipos dependen de un suministro de energía estable y resiliente. La buena noticia es que los hogares pueden proteger sus aparatos eléctricos de las fluctuaciones y de los apagones, con un sistema de alimentación ininterrumpida (SAI).
¿Cómo afecta la crisis energética a las empresas?
Ni que decir tiene que las empresas, tanto grandes como pequeñas, dependen de un suministro de energía estable y resiliente para que sus dispositivos les ayuden en sus operaciones. Y, por supuesto, que la experiencia del cliente sea óptima depende totalmente de que una empresa sea capaz de operar sin interrupciones. Hasta una breve fluctuación de tensión podría poner en peligro la continuidad de la empresa, debido por ejemplo a que los equipos eléctricos empiecen a funcionar mal o de forma menos eficiente.
Y en cuanto a un apagón completo, las consecuencias podrían ser desastrosas, no sólo en términos de inactividad para la empresa, sino también por la reputación que podría sufrir. Pensemos en las consecuencias financieras y logísticas de un apagón que afecte, por ejemplo, a los equipos de refrigeración de un supermercado, a los hornos de una panadería o a los cajeros automáticos de un banco. Las fluctuaciones y apagones de energía pueden causar graves daños, trastornos y parones. Al instalar sistemas de alimentación ininterrumpida, las empresas pueden evitar esos daños en sus equipos críticos, así como las interrupciones y los parones en caso de fluctuaciones o apagones.
Y ¿cómo podría afectar la crisis a la industria europea?
La industria depende de una red eléctrica estable, hasta el punto de que una calidad irregular de la energía o un cambio repentino de la tensión podrían causar graves daños en las aplicaciones críticas, lo que a su vez podría provocar una interrupción masiva en las operaciones. Tomemos como ejemplo una planta de procesamiento de leche que produce hasta 5.000 litros de leche al día. La calidad y la higiene son esenciales. El estado de cada botella depende de un proceso de producción automatizado que incluye el calentamiento para la pasteurización, así como el enfriamiento y la refrigeración para destruir cualquier bacteria dañina y garantizar un almacenamiento seguro. Este proceso se basa en mediciones y pruebas muy precisas, que a su vez dependen de una fuente de energía estable. Cualquier interrupción o parón de energía podría dar lugar a un lote de leche contaminada, que tiene que ser rechazado inmediatamente.
Las fluctuaciones de energía y sus fallos eléctricos pueden incluso lesionar a los trabajadores de una fábrica. Y un gran apagón puede paralizar por completo una planta de producción, con la consiguiente pérdida de productividad, ingresos y materiales. Un estudio de Forbes demuestra que un fabricante promedio de automóviles puede llegar a perder hasta 23.000 euros por minuto cada vez que se detiene la línea de producción, y que los parones no planificado en la actividad pueden llegar a costarles hasta 50.000 millones de euros al año a los fabricantes industriales.
Sin embargo, los dispositivos SAI en entornos industriales permiten garantizar la calidad y disponibilidad necesaria de la energía, eliminando así los tiempos de inactividad e incluso los riesgos para la seguridad de los empleados.
¿Qué es un sistema de alimentación ininterrumpida (SAI)?
Un SAI es un dispositivo eléctrico que protege la instalación eléctrica de los problemas de calidad del suministro eléctrico y que proporciona energía de emergencia cuando falla la red, suministrando la energía almacenada en sus baterías. Un SAI se utiliza normalmente para proteger los aparatos críticos y otros equipos eléctricos, no sólo en hogares y en pequeñas empresas, sino también en entornos de trabajo más grandes, como supermercados, centros comerciales, plantas químicas y fábricas, en los que una interrupción inesperada del suministro eléctrico podría causar graves trastornos económicos, lesiones o incluso víctimas mortales.
Schneider Electric: alimentación eléctrica siempre disponible
Como fabricante líder de SAIs, Schneider Electric tiene un papel clave este invierno a la hora de proteger los aparatos eléctricos críticos en hogares, empresas y fábricas de toda Europa. Incluso si ocurrieran fluctuaciones y apagones en los próximos meses, nuestros clientes pueden estar tranquilos, ya que podemos mantener su alimentación eléctrica y su productividad en este difícil momento. Además, la mayoría de nuestros SAIs cuentan con la certificación Green Premium™ y ofrecen compliance, transparencia y un mayor rendimiento medioambiental.
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