El nuevo paradigma energético está contribuyendo a la aparición de nuevos desafíos para la red de distribución eléctrica. Ante esta situación, se hace más necesario que nunca desplegar nuevas funcionalidades a través de la tecnología actual, que permitirá potenciar una red de distribución eléctrica más inteligente, que aumente su respuesta dinámica, en la que la flexibilidad en la propia red y en el lado de la demanda sea una realidad y que permita la entrada de la figura del prosumidor para aumentar la eficiencia con soluciones tecnológicas como la microgrid.
Actualmente nos encontramos ante nuevas tendencias a nivel mundial que nos están llevando a plantear un panorama energético diferente. El principal objetivo hoy es mitigar los efectos del cambio climático, evitando el aumento de la temperatura del planeta debido a las emisiones de CO2 y cubriendo el aumento de la demanda energética en los próximos años. Y es que, no cabe olvidar que, más del 80% de las emisiones mundiales de CO2 provienen de la producción y el consumo de energía y, según la Agencia Internacional de la Energía, la demanda energética podría aumentar un 30% para 2040.
Para afrontar esta situación de policrisis, se han definido una serie de estrategias a nivel mundial, con la ayuda de diferentes entidades, con el fin de aumentar la electrificación del sistema energético, así como su flexibilización, para poder definir un mejor control sobre el consumo y la generación de la energía.
De la red tradicional a una red de prosumidores
El modelo de transición energética está evolucionando hacia un mix en el que la generación convencional está siendo sustituida por renovables de forma descentralizada, que no son del todo regulables y tampoco predecibles. En este sentido, el reto está en adaptar la demanda a la generación disponible, presentando una variabilidad en la estrategia de generación así como una flexibilidad necesaria en la red eléctrica.
Por otro lado, esta generación masiva puede provocar congestiones en diferentes puntos de la red, por lo que es necesario trabajar en la automatización en tiempo real para poder ir resolviendo dicha situación. Además, la volatilidad del mercado, así como la continuidad de servicio, se verán afectadas considerablemente, ya que no debe olvidarse que cada vez más tenderán a electrificar los consumos energéticos, entre ellos la movilidad. Por todo ello, la red pronto se va a ver envuelta en un aumento de consumo eléctrico densificando aún más la potencia.
Ante este contexto, ¿qué soluciones tecnológicas tenemos? Algunas de ellas consisten en:
● Aumentar la inteligencia de la red para poder dar una respuesta combinada entre diferentes actores en tiempo real.
● Aumentar la flexibilidad en la red de distribución y en el usuario final de tal forma que toda reducción de consumo pueda liberar la red altamente densificada en potencia.
● Mejorar la eficiencia y la optimización en los procesos industriales y en infraestructuras en combinación de una generación y almacenaje propio para liberar y soportar al sistema en las diferentes problemáticas.
Por otra parte, además de diseñar un modelo de transición energética basado en las 4 D (descentralizado, digitalizado, descarbonizado, democratizado), debemos añadir una quinta D (la dinamización), que insta a un sistema dinámico para conseguir integrar la generación distribuida, el vehículo eléctrico y la flexibilidad de los usuarios finales.
Para impulsar esta descentralización y dinamización del modelo, en el próximo panorama energético van a aparecer nuevos actores que intervendrán en la gestión de la energía de la red eléctrica y ayudarán a aprovechar la flexibilidad del usuario. Entre estos actores se encuentran los prosumidores, el nuevo rol del consumidor, que evoluciona de una figura pasiva a una figura activa en el sistema energético, ya que está más involucrado en la producción de energía y, también, en su almacenamiento.
Tal como avanzamos en la “Guía rápida para hablar de ‘Prosumidores’ energéticos, desde cero”, el prosumidor es capaz de empoderarse como consumidor en la medida en que las personas se hacen más dueñas de la energía que adquieren, la forma en la que la consumen, la manera en la que se produce y la cantidad que se paga por ella. Una realidad que tiene un claro impacto en la sostenibilidad, ya que se maximiza la generación de energía procedente de fuentes renovables. Por tanto, el camino hacia un sistema energético distribuido y dinámico en el que la energía se genere más cerca de los puntos de consumo, la evolución del consumidor energético convencional al prosumidor energético multidireccional será clave para la flexibilidad y estabilidad de la red.
No cabe duda de que el recurso de la flexibilidad del usuario final posibilitará a la red eléctrica afrontar los retos futuros, como el vehículo eléctrico, el aumento de consumo y el precio energético, entre otros, al tiempo que le permitirá al consumidor incluir la energía como un activo dentro de su balance energético. Integrar la flexibilidad de forma progresiva y escalable es el desafío a afrontar en este nuevo paradigma energético, y para ello será necesario un despliegue tecnológico tanto en el lado de la generación como en el de la demanda energética.
Si quieres saber todos los detalles sobre las claves para una transición energética real, cómo las nuevas tecnologías van a ser fundamentales en esta transformación, así como el importante papel que desempeñará la flexibilidad en la red de distribución eléctrica, no te pierdas el nuevo webinar Autonomous Grid de la mano de Ángel Silos, Power & Grid Solution Architect en Schneider Electric
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