Las empresas de diversos sectores están adoptando cada vez más medidas rigurosas en materia de clima. Para alcanzar estos ambiciosos objetivos se necesitarán diversas opciones y soluciones tecnológicas, que tengan en cuenta no solo las emisiones, sino también la fiabilidad y el coste de la tecnología. El gas natural es el combustible fósil más limpio según la Agencia Internacional de la Energía (AIE). Cuando lo utilizamos para generar electricidad, producimos menos emisiones de gases de efecto invernadero que cuando utilizamos carbón o petróleo. De hecho, aproximadamente la mitad que con el carbón.
Además, el gas natural es ideal para sectores con uso intensivo de energía que necesitan un suministro de combustible flexible que pueda aumentar o disminuir según la demanda.
Por último, la generación de energía a gas natural representa la mejor solución para cubrir la demanda máxima de electricidad y/o las intermitencias de las energías renovables.
Pero con la afluencia de inversiones en energía renovable, ¿cuál es el futuro del gas natural como combustible y cuáles son las opciones para la descarbonización?
Si el gas natural sigue formando parte de nuestra matriz energética, debemos descarbonizar la forma en que se extrae, procesa y utiliza. Es esencial que abordemos el problema de las emisiones asociadas al gas natural.
Mejorar la eficiencia energética es el método más fácil y rentable de descarbonización para la industria del gas natural.
Las fugas involuntarias de metano ocurren con mayor frecuencia en los yacimientos de gas o durante el procesamiento y el transporte. Dado que es difícil garantizar la estanqueidad de todas las conexiones de gas, pueden producirse fugas. Además, cuando el gas natural licuado (GNL) se traslada entre sistemas de almacenamiento, pueden producirse emisiones de gas.
Reducir estas emisiones es importante porque cada fuga reduce los beneficios ambientales de quemar gas natural en lugar de carbón o petróleo. Y el hecho de que el metano sea un gas de efecto invernadero más potente que el dióxido de carbono agrava el problema.
Las tecnologías como los gemelos digitales ayudan a evaluar el rendimiento de ciertos activos en tiempo real para ayudar a analizar la posibilidad de fugas. Hoy en día, existen soluciones de detección de fugas asistidas por IA que pueden ayudar a localizar fugas más rápido. Estas ayudan a los operadores a garantizar que las fugas se detengan mucho antes. Las fugas en las tuberías de transmisión debido a accidentes se pueden prevenir por completo con soluciones combinadas de detección de fugas y detección de intrusiones.
Dicho esto, todavía queda trabajo por hacer. Los proyectos greenfield pueden utilizar soluciones integradas de energía y procesos para lograr ahorros a lo largo de todo el ciclo de vida del activo. Las plantas de licuefacción pueden utilizar tecnologías eléctricas para reemplazar la tecnología de combustión tradicional. Esto permite a los operadores crear GNL más ecológico utilizando electricidad renovable o con menor emisión de carbono. La electrificación de procesos seguirá siendo un vector importante para lograr la descarbonización en la industria del petróleo y el gas.
Además, podemos capturar el CO2 creado durante el proceso de licuefacción y enterrarlo a gran profundidad. El uso de tecnologías de captura y almacenamiento de carbono está ayudando a limpiar el proceso de fabricación. Este proceso implica separar o extraer el CO2 y transportarlo bajo tierra, donde se bombea a un depósito profundo a través de una tubería. En lugar de liberar dióxido de carbono a la atmósfera, este método lo mantiene bajo tierra.
Para lograr una combinación energética descarbonizada, el hidrógeno azul se crea combinando la reforma del metano con vapor y la tecnología de captura y secuestro de carbono (CCS). En su estado actual, el hidrógeno azul recoge entre el 50% y el 90% del CO2 producido durante el proceso de reforma.
A medida que las empresas trabajan para descarbonizarse, la producción de hidrógeno pasará inevitablemente de gris a azul y verde. Muchos de estos debates se centran cada vez más en el hidrógeno, que ofrece una alternativa baja en carbono a sectores de la economía difíciles de reducir, como ciertos procesos industriales y el transporte. La industria está desarrollando su capacidad para reutilizar la infraestructura existente, como las redes de gasoductos de gas natural, el almacenamiento en cavernas de sal y las centrales eléctricas con turbinas de gas. Podemos combinar esto con el potencial de combinar la tecnología de producción de hidrógeno con bajo o ningún carbono con recursos de generación de cero emisiones, como la energía solar, eólica, nuclear e hidroeléctrica. Todo esto hace que el hidrógeno sea una solución atractiva en los sectores del gas y la electricidad. Dónde y cuándo el hidrógeno podría ser una solución económicamente viable en los próximos años es una de las preguntas importantes por resolver.
El hidrógeno azul es una opción favorable a corto plazo para la producción de hidrógeno con bajas emisiones de carbono.
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Etiquetas: #sostenibilidad , captura de carbono , descarbonización , eficiencia , eficiencia energética , emisiones de GEI , emisiones de gases de efecto invernadero , seguridad del hidrógeno , detección de fugas , confiabilidad , energía renovable
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