El simple gesto de una madre poniendo la mano en la frente de su bebé le permite saber si tiene fiebre, si está bien…es tan simple y fantástica esta intuición y a la vez tan compleja.
Sin embargo, en el mundo de los armarios de control, el esfuerzo para poder conseguir entender la salud de nuestros equipos eléctricos y electrónicos es mucho mayor. Nos encontramos con la necesidad de poder medir, controlar y comprender la temperatura del aire que hay en el interior, que está directamente ligada a los equipos que disipan más calorías (no siempre son los más sensibles en términos de temperatura).
Para ello, el termostato mecánico tiene una función muy relevante. Se trata de un pequeño dispositivo que dispone de un contacto bimetálico que, gracias al ambiente al que está expuesto, deforma su posición física para activar o desactivar el contacto eléctrico, iniciando automáticamente la función frío (ventilador, climatizador…) o la función calor (mediante la activación de resistencias calefactoras). Así, de una forma muy eficiente, con energía cero, podemos controlar de una forma básica nuestros equipos de control.
Sin embargo, estos equipos mecánicos deben estar sometidos a un proceso de calibración muy preciso para poder garantizar la máxima precisión:
- En este caso, hablamos de 7 grados kelvin de histéresis (que siempre son fijos debido a su tecnología mecánica) y luego deberemos de añadir 4ºC más de precisión de la histéresis y 4ºC de precisión de su ajuste mecánico en el momento de hacer el setting de temperatura deseada. En resultadas cuentas, si no hacemos un buen ajuste mecánico con el botón de control es fácil que nos desviemos en el momento de la actuación. Es muy habitual ver cuadristas e instaladores ajustando estos equipos.
- Por otro lado, existe la tecnología de los termostatos electrónicos con sistemas de medida más precisos, hasta +-1.5ºC, (con sondas interiores y/o exteriores tipos PTC,NTC, etc.…) que nos permitan estar más cerca de la temperatura real y seguir el ciclo térmico que pueda realizar el conjunto de los equipos instalados en el armario.
Hay múltiples variables que se pueden controlar con un termostato electrónico que permitirán asegurar una actuación de la función térmica asociada (frío, calor o alarma). Entre ellas hay:
- Histéresis regulable: Se puede conseguir la temperatura deseada con mayor precisión. Es interesante cuando los equipos son muy sensibles. Si la histéresis es menor se darán muchas actuaciones que pueden reducir la vida de elementos como compresores (dentro de los climatizadores) o un mayor desgaste mecánico en la ventilación.
- Disponen de relés múltiples, lo que permite combinar varias funciones (desde ventilación simple, doble, ventilación/calefacción, etc…) hasta incluso ventilar para introducir aire caliente en el armario en caso de armarios exteriores.
- Evaluar duración en kilo horas de los equipos que han estado en funcionamiento (como las resistencias calefactoras). Estos datos son importantes para optimizar consumos de los equipos térmicos.
- Estadísticas: La inclusión de valores máximos, mínimos, medias de temperatura y humedad nos permiten extraer buenas conclusiones del ambiente interior al que estamos haciendo frente (incluyendo los fines de semana que no estamos presentes en la instalación).
- Disposición de sensores externos (adicionales a los internos de serie) en los equipos permitirán medir con alta precisión los puntos locales del armario de control. Por ejemplo, la temperatura de superficie de un equipo muy sensible o medir con precisión el punto de rocío de una superficie metálica en la que queremos evitar que aparezca condensación, y nos alejaremos de la temperatura de rocío mediante la activación de la correspondiente resistencia calefactora.
En ambos equipos, tanto los termostatos mecánicos como electrónicos, la facilidad de integración mecánica mediante diferentes tipos de montaje, como carril DIN, placa de montaje, montante del armario o placas telequick, reducirá el tiempo de montaje y dispondrán de una flexibilidad de instalación cuando el armario se encuentre ya instalado .
Por último hay que recordar 2 cosas:
El aire caliente sube (por lo cual dispondremos el termostato en la parte superior interior del armario de control), y para controlar la humedad dispondremos del higrostato en la parte inferior ya el aire frío pesa más que el caliente… y será el punto más desfavorable.
Para decidir cuál tecnología utilizar, debemos tomar en cuenta que dentro del armario nuestros clientes ponen dinero, en términos de equipos sensibles y para cumplir una función determinada. Ésta reflexión nos permitirá siempre decidir qué tecnología deseamos para nuestros equipos de control.
En Francia, escuché que para saber si los viñedos están saludables se acostumbra a plantar un rosal cerca, que al ser más sensible, avisará cuando pueda llegar alguna enfermedad… quizás nuestros termostatos terminarán muriendo como los rosales pero darán larga vida y buen vino a las instalaciones de nuestros clientes.
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Conversación
PABLO DANIEL BRITO
7 años ago
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