Si trabajas en el sector de la distribución eléctrica y te gustan los retos: ¡estás de suerte! Tenemos por delante una época de gran complejidad tecnológica y cambios profundos acelerados por la rápida penetración de las renovables, el almacenamiento de energía, recursos energéticos distribuidos y, aunque en España en menor medida, los microgrids.
En los 60 éramos modelos de negocio centralizados, que operaban en mercados con monopolios regulados y con una tecnología mecánica. En los 80 nuestra tecnología evolucionó hacia la electro-mecánica y poco a poco se fueron diversificando las fuentes de generación y liberalizando el mercado. En el 2000 irrumpimos ya en una tecnología necesariamente digital, y hoy, caminamos decididos hacia un sector descentralizado, con una mayor competitividad entre los distintos actores de la cadena y con la necesidad de virar rápidamente hacia tecnologías conectadas que nos permitan garantizar la estabilidad del sistema y hacer frente a la mayor presión sobre nuestro CAPEX y OPEX.
Un entorno extremadamente complejo. Y como prueba de esa complejidad nada mejor que servirme de esta ilustración que refleja el impacto fotovoltaica en la red energética de California. La línea gris corresponde a hoy, mientras que la verde proyecta el 2020. Claramente vemos como en un día de primavera tipo la gran presencia de fotovoltaica hace que cuando empieza a atardecer el sistema necesita rapidísimamente recurrir a otras fuentes de energía (a menudo en este caso concreto a plantas de gas) para remontar la caída de miles de megawattios y poder garantizar la estabilidad.
Las infraestructuras necesitan ser técnicamente más flexibles y sus operadores necesitan ser mucho más eficientes en el uso de los recursos y toma de decisión. El cambio es tal que antes del 2020 únicamente en Europa se habrán invertido 400.000 millones de euros en la mejora de las redes de distribución y smart grids.
En las próximas semanas abordaremos juntos las nuevas tecnologías que están surgiendo y cómo se implementarán en las redes de distribución, los pasos a seguir en el diseño y definición de un smart grid, el futuro de las utilities y algunos proyectos concretos en los que ya estamos trabajando.
Hoy si os parece me quedo aquí, no sin antes recordar algunos conceptos claves que irán apareciendo reiteradamente en mis sucesivas entradas, utilizaré a menudo las siglas en inglés para referirme a ellos, ya que son las que más frecuentemente os encontraréis.
Generación Distribuida (DG): Fuentes de generación dispersas en una zona geográfica acotada, normalmente inferior a 10MW e integradas en una red de distribución. Cuando hablamos de generación distribuida incluimos tanto fuentes “controlables” como generadores e hidroeléctricas, como “no controlables”, como la fotovoltaica o la eólica.
Almacenamiento de Energía (ES): En esta categoría incluiríamos las baterías, los sistemas de aire comprimido así como cualquier sistema térmico de almacenamiento.
Distributed Energy Resources (DER): Aquí incluimos ambos, tanto las fuentes de generación como los sistemas de Almacenamiento DG+ES ubicados en distintos lugares de la red de distribución.
Microgrids: llevado el concepto a su máxima simplificación, los microgrids son DER para cargas locales y que opcionalmente pueden operar de forma aislada, independiente de la red principal.
Todas estas tecnologías van a experimentar crecimientos exponenciales: la generación distribuida alcanzará una “cumulative installed capacity” de 336 GW antes de 2020. En el caso del almacenamiento de energía, el crecimiento es todavía mayor, pasarán de una capacidad de 412 MWh en 2014 a 51 GWh en 2023. Los microgrid quintuplicarán su capacidad de los 866MW en 2014 hasta aproximadamente 4100 MW en 2020.
Añadir comentario