La manera en la que se gestiona actualmente la energía comporta una gran contradicción: mientras que la demanda global se duplicará en los próximos 40 años, las emisiones de CO2 deberán reducirse a la mitad para evitar un daño irreversible a nuestro planeta.
La demanda energética del planeta aumenta día a día. En los próximos 40 años, de hecho, está previsto que la necesidad global de energía se duplique. Este aumento está provocado por tres grandes tendencias globales: la urbanización, la digitalización y la industrialización. Sin embargo, una buena gestión de estas tres corrientes puede también proponer oportunidades para alcanzar niveles óptimos de eficiencia energética.
La urbanización
En 1990 sólo había diez ciudades en todo el mundo con una población superior a los 10 millones de habitantes. En la actualidad las ciudades con esta densidad de población son ya 28 y para el año 2030 está previsto alcanzar las 41. En 2050 las ciudades albergarán a 2.500 millones de personas más, lo que supondrá que el 66% de la población mundial vivirá en núcleos urbanos.
En consecuencia, la complejidad de las infraestructuras, el transporte y los servicios públicos se multiplicará. Por eso los núcleos urbanos necesitan encontrar cuanto antes nuevas fórmulas para ser más eficientes, especialmente a nivel energético. Las ciudades habitables tendrán que ser necesariamente eficientes.
La digitalización
La digitalización es imparable. Hogares, edificios e industrias están cada día más conectados y en los próximos 5 años se espera que haya más de 50.000 millones de dispositivos en red.
A nivel de datos y según la empresa analista IDC, en 2011 el planeta generará alrededor de 1,8 zettabytes (ZB) (1,8 trillones de gigabytes) de información, cantidad que podría llenar 57.500 millones de iPads de 32 GB.
En el año 2020 está previsto que se generen 20 veces más datos, alcanzando los 40 ZB, lo que implicará un aumento continuado de la demanda energética y una necesidad sin precedentes de medir nuestras opciones para resultar más eficientes.
La industrialización
La industria representa un tercio del consumo total de energía a nivel mundial y, si no se toman medidas para prevenirlo, el uso mundial de la energía a nivel industrial podría a doblarse para el año 2050. De hecho, la Agencia Internacional de la Energía estima que, aunque se incentivasen unas medidas drásticas de reducción de emisiones, el incremento del consumo será de al menos el 50% para esas fechas.
La paradoja energética
En este contexto se plantea una importante paradoja. Mientras que por un lado se espera que la demanda energética se duplique en los próximos 40 años, las emisiones de CO2 deberán reducirse a la mitad para evitar un daño irreversible para el planeta.
Esta contradicción pone de manifiesto que las fórmulas de gestión de la energía actuales son insostenibles. Los gobiernos e instituciones científicas coinciden en su opinión sobre este tema: las decisiones que hoy se toman a nivel energético afectan directamente a nuestro clima e impactarán para siempre en las futuras generaciones. Por lo tanto, la obligación de la sociedad es ser tres veces más eficientes. El mundo depende cada día más de la electricidad. Prácticamente todos los dispositivos presentes en el día a día de las personas son eléctricos o están transformándose en eléctricos y, además, están conectados: desde los aparatos domésticos a los coches, pasando por el ordenador o la manera de consumir entretenimiento. Esta creciente demanda de electricidad evidencia la necesidad de variar el enfoque en las fórmulas de gestión.
La vida también está cada vez más conectada. Internet ha transformado la manera de vivir, trabajar y jugar de la sociedad. Ahora, además, el Internet of Things (IoT) llevará esta tendencia a un nuevo estadio: en los próximos 5 años, 50.000 millones de dispositivos estarán conectados.
La conectividad está transformando el mundo a través del machine-to-machine (M2M), el people-to-people (P2P) y el people-to-machines (P2M). Mediante los datos recogidos, los sensores y los sistemas electrónicos incorporados en las máquinas permiten un nuevo nivel de inteligencia operacional lo que, a su vez, comportará grandes oportunidades a nivel de eficiencia.
Con la generalización de la electrificación y la conectividad, los modelos energéticos también deberán replantearse. Por eso se hace necesaria la generación de energía distribuida y cercana a los usuarios. En este sentido, la distribución energética está evolucionando rápidamente a nivel global gracias a las nuevas capacidades para proveer energía local a las instalaciones, en particular a través de la energía límpia o renovable y las microredes.
A medida que el mundo se vuelve más eléctrico, más conectado y más distribuido, emergen nuevas oportunidades que permiten mejorar la eficiencia en todos los ámbitos: en las ciudades, en las industrias, en los edificios, en la nube e incluso en nuestros hogares. Sin embargo, y de momento, dos tercios del potencial de la eficiencia energética permanecen sin explotarse.
El desbloqueo de la eficiencia energética
Schneider Electric está posicionado de manera excepcional para potenciar la eficiencia tanto en la demanda como en el consumo de energía. Esta es la base de su innovación en la gestión de la energía y la automatización. En particular dos grandes cambios impulsan las nuevas oportunidades y avances en materia de eficiencia energética:
- La convergencia de la Tecnología de Operaciones (OT, por sus siglas en inglés) y la Tecnología de la Información (IT), impulsada por el Internet de las Cosas (IoT).
- La progresión hacia un modelo energético más distribuido que hoy impulsa la tecnología Smart Grid.
Tradicionalmente las tecnologías de la información se dirigían a las personas, mientras que los datos de la OT eran para las máquinas. Este paradigma va a vivir un cambio radical ya que los sistemas OT están ahora conectados a las mismas redes que los recursos de IT.
La inteligencia operacional, que posibilita a los dispositivos IoT comunicarse de manera bidireccional, hace posible la “eficiencia energética activa”, un modelo de eficiencia que permite a la tecnología Smart conectada medir, monitorizar y controlar automáticamente el consumo y la demanda de energía. Este proceso es diferente al que se consigue a través del uso o aplicación de soluciones de eficiencia energética pasivas como la instalación de bombillas LED, el aislamiento de edificios o la apuesta por aparatos de bajo consumo, contramedidas que, en definitiva, sólo mitigan la pérdida de energía.
Un requisito previo para conseguir la eficiencia óptima es la unión de la energía, la automatización y el software analítico, lo que permite una cadena de valor de la energía más inteligente y predecible. En definitiva, la suma de la conectividad del IoT con la automatización y el software analítico permite procesos de optimatización todavía superiores.
Sobre Schneider Electric
Schneider Electric es el especialista global en gestión de la energía y automatización. Con unas ventas de 27.000 millones de euros en 2015, nuestros más de 160.000 empleados están al servicio de nuestros clientes en más de un centenar de países, ayudándoles a gestionar su energía y procesos de manera más segura, fiable, eficiente y sostenible. Desde un sencillo interruptor hasta el más complejo sistema operacional, nuestra tecnología, software y servicios permiten mejorar la forma en la que nuestros clientes gestionan y automatizan sus operaciones. Nuestras tecnologías conectadas modernizan industrias, transforman ciudades y enriquecen vidas. En Schneider Electric, lo llamamos Life is On.
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