Este artículo fue publicado originalmente en inglés en el blog global de Schneider Electric.
En el centro de la misión de las compañías eléctricas existe un mandato muy directo: administrar el riesgo para minimizar, observar y reducir el efecto de eventos negativos y aprovechar las oportunidades. La minimización de las amenazas a la confiabilidad de la red de energía y la prevención de costosas paradas de producción causadas por interrupciones son el núcleo de los planes de administración de riesgos de las redes de distribución de energía y servicios públicos. Hacerlo requiere que los operadores de redes eléctricas identifiquen las fuentes más probables de falla para administrar y minimizar los riesgos para el equipo de la subestación. Esto se puede lograr mediante el uso de ingeniería de diseño mejorada y modernización tecnológica, planes de mantenimiento calculados y estratégicos, y niveles apropiados de servicio.
La implementación de sensores brinda visibilidad a las empresas de servicios públicos en todas sus subestaciones permitiéndoles detectar problemas y comunicar información. Los sensores identifican en tiempo real el estado de los equipos de distribución eléctrica para una gestión eficaz de la red y una mayor eficiencia y confiabilidad operativas. Los sensores están altamente concentrados en las áreas donde hay una mayor probabilidad de que ocurran problemas, como dentro de las subestaciones. Estos sensores miden y transmiten datos que, con la ayuda de análisis, pueden traducirse en información procesable. La frecuencia de adquisición y precisión de datos debe estar conectada a la velocidad del cambio del fenómeno, y esto varía según lo que se esté midiendo. Por ejemplo, los sensores de humedad toman muestras cada cinco minutos, mientras que los relés de protección toman muestras de 10 a 1000 veces más rápido que los fenómenos que miden.
La respuesta a los eventos de la red de distribución depende principalmente de dos factores: el tipo de evento y la gravedad de las consecuencias. Por ejemplo, los sensores, los procesos de decisión y los actuadores pueden agruparse para obtener una reacción rápida y reducir los errores de comunicación en un fenómeno de alta criticidad, alto impacto y no anticipado, como la protección contra arco eléctrico. En contraste, con un fenómeno más lento con poco impacto inmediato, como un aumento inesperado en el uso de energía, las empresas de servicios públicos tienen más tiempo para analizar remotamente la situación utilizando tecnología inteligente antes de responder.
El equipo eléctrico en subestaciones inteligentes y sistemas de gestión de distribución a menudo tiene mecanismos incorporados para sanar y reparar operaciones en caso de uno de estos eventos. Sin embargo, aunque algunos equipos de distribución eléctrica pueden tener la capacidad de auto curación, los operadores de redes de distribución aún deben diseñar un plan de mantenimiento estratégico para garantizar operaciones óptimas.
Y en algunos casos, el mantenimiento por sí solo no es una opción viable y los operadores deben actualizar, modernizar o reemplazar los equipos. Esto les brinda la oportunidad de mejorar la conectividad de los mismos e introducir nuevas tecnologías de detección. La evaluación permite a los operadores identificar debilidades, ineficiencias, áreas de ahorro de costos y formas en que las mejoras y la modernización de los equipos pueden tener un impacto positivo en toda la red.
Un cierto grado de inspiración de ingeniería de subestación puede tomarse de la forma en que funcionan nuestros propios sistemas biológicos humanos.
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