Como podemos comprobar, el uso de los centros de datos está cada vez más extendido en nuestro día a día, y con él el desarrollo de la tecnología que lo acompaña. Actualmente, los sistemas de alimentación y refrigeración disponibles son mucho más modulares, estandarizados y eficientes que los existentes hace unos años y que podemos ver instalados en la mayoría de centro de datos existentes.
Es lógico que en el momento de ampliar o construir un nuevo centro de datos, siempre se busque minimizar los costes de capital y de explotación, algo que se puede lograr si se especifica la infraestructura física. Por ejemplo, el uso de módulos de alimentación y refrigeración estandarizados, preensamblados e integrados en centros de datos pueden representar un ahorro en el Coste Total de Propiedad (TCO) del 30% en comparación con las infraestructuras del mismo tipo construidas según el modelo tradicional.
Evitar el exceso de capacidad y escalar el diseño a lo largo del tiempo contribuye a un porcentaje significativo del ahorro global. Para ello, es necesario diseñar una infraestructura física con las siguientes características:
- Componentes estandarizados, preensamblados e integrados.
- Infraestructura modular escalable que crezca al mismo tiempo que la carga.
- Componentes de alimentación y refrigeración eficientes.
- Diseño de refrigeración con modo economizador integrado.
- Gestión integrada.
Los módulos estandarizados, preensamblados e integrados, también llamados contenedores, facilitan el ahorro de tiempo durante la instalación y son más económicos inicialmente que una infraestructura eléctrica y mecánica de las mismas características implementada mediante obra, porque requiere un diseño personalizado y un esfuerzo considerable.
Pero no sólo eso. Es posible lograr importantes ahorros adicionales gracias a la naturaleza modular de este tipo de instalaciones prefabricadas, porque permiten escalar y dimensionar la capacidad del centro de datos en función de su carga real. Esto, unido a las modernas tecnologías de distribución de la alimentación y la refrigeración, genera un ahorro del TCO cercano al 30% en comparación con un centro de datos tradicional (con un coste de capital del 27,2% y un coste de explotación del 31,6%). Una reducción del coste a tener en cuenta a la hora de implementar mejoras en los centros de datos ya existentes, o cuando se desea instalar uno nuevo.
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