IA en edificios: un viaje que solo acaba de empezar

Podríamos decir que 2024 ha sido el año de la consolidación de la Inteligencia Artificial en el debate social, lo cual es síntoma de que ya la tenemos aquí. Sin embargo, debemos ser conscientes del camino que tenemos por delante y la base que debemos sentar en primer lugar. Y para explicarme, voy a tomar como ejemplo el caso de los edificios.

Acabamos de entrar en 2025, pero vamos a rebobinar un momento a 2024 con la publicación de la Directiva Europea de Eficiencia Energética de los Edificios (EPDB, por sus siglas en inglés). Esta directiva, que actúa como piedra angular de esta evolución, ha establecido un marco normativo muy ambicioso e impulsado un cambio de paradigma: convertir los edificios en sistemas vivos e inteligentes que optimicen su rendimiento energético y su sostenibilidad. No olvidemos que, en Europa, los edificios representan el 40% del consumo total de la energía y el 35% de nuestras emisiones, según la Comisión Europea.

Esta normativa implicará la reducción drástica de su consumo energético: los edificios existentes deberán ser climáticamente neutros en 2050 y los edificios nuevos deberán serlo en 2030. La directiva también requiere la instalación de sistemas de automatización y control de edificios (BACS) que optimizan el consumo energético y mejoran el bienestar de los ocupantes. Además, se insta a equipar nuevos edificios con dispositivos conectados para el control individual de la temperatura, mejorando la eficiencia energética. En movilidad eléctrica, se han aumentado los requisitos para la instalación de puntos de recarga en garajes de nuevos edificios y se establecen plazos para adaptar garajes existentes. Por otro lado, los edificios públicos deberán implantar instalaciones de energía solar entre 2027 y 2030, dependiendo de su superficie, los no residenciales nuevos o renovados deberán hacerlo antes de que acabe 2027, y los residenciales antes de que acabe 2029. Esto permitirá a los edificios no solo consumir energía de manera más eficiente, sino también convertirse en productores de energía, o lo que es lo mismo, prosumidores.

Todas estas medidas son cruciales porque solo a través de la electrificación y digitalización conseguiremos cumplir los objetivos de descarbonización marcados por la UE.

Los edificios ya no son estructuras pasivas

Los edificios están atravesando una profunda transformación, pasando de ser estructuras pasivas a convertirse en ecosistemas dinámicos que se nutren de datos en tiempo real y tecnologías digitales interoperables. Esta evolución responde a las cambiantes necesidades de empresas y ocupantes, impulsada por cinco tendencias interconectadas que están reformulando el mercado. La primera de estas tendencias es la descarbonización, por los motivos mencionados anteriormente.

La adaptabilidad es otra tendencia clave, ya que los edificios deben ser flexibles y resilientes para satisfacer las demandas cambiantes de los ocupantes. La pandemia ha impulsado un cambio hacia el trabajo híbrido, disminuyendo la demanda de oficinas y fomentando una tendencia hacia la calidad. Esto implica que los propietarios de edificios deben mejorar sus espacios existentes para atraer a inquilinos más exigentes. Además, los inmuebles flexibles que pueden reutilizarse de manera eficiente están ganando popularidad, lo que resalta la importancia de contar con una fuente de energía confiable para evitar interrupciones.

La renovación de edificios es esencial, dado que se estima que el 50% de los edificios actuales seguirán en uso en 2050. Modernizar estos espacios no solo ayuda a reducir la huella de carbono, sino que también puede ofrecer un retorno de inversión significativo en un plazo de 1 a 3 años. Las intervenciones ligeras de renovación, como la implementación de tecnologías de gestión de edificios, pueden reducir las emisiones operativas hasta en un 45% y transformar los edificios en flexumidores[1] interactivos con la red.

La presión financiera y la taxonomía verde también juegan un papel importante en esta transformación. Con el aumento de los costes energéticos, es fundamental que los edificios aumenten su gestión activa de la demanda para reducir costes y emisiones. La modernización no solo preserva el valor de los edificios existentes, sino que también puede ayudar a cumplir con los estándares de sostenibilidad y atraer inquilinos en una economía más verde. La implementación de tecnologías como la gestión de energía y la energía solar puede reducir el uso total de energía en un 40%. Finalmente, las capacidades tecnológicas son cruciales para el futuro de los edificios. Las organizaciones necesitan un ecosistema de construcción integrado que permita un mejor acceso y utilización de datos. La automatización es un primer paso esencial para reducir el desperdicio de energía y optimizar costes. Los sistemas modernos de gestión de edificios, complementados con software avanzado, pueden ofrecer ahorros significativos en emisiones de carbono, permitiendo a las organizaciones tomar decisiones basadas en datos para optimizar su cartera y reducir su huella de carbono de manera continua.

La electrificación y digitalización, puerta de entrada para la IA

Este viaje comienza en repensar la gestión energética e invertir en eficiencia operativa durante todo el ciclo de vida de los edificios, desde el diseño inicial hasta su operación y optimización. Para ello, serán necesarias soluciones integradas que abarquen productos conectados y tecnologías que ofrezcan resultados tangibles y datos procesables. Esto permitirá acelerar la descarbonización, proteger los resultados, optimizar las operaciones y cuidar de las personas.

Aprovechando el IoT y la digitalización, los operadores de edificios pueden automatizar decisiones en tiempo real mediante equipos conectados que recopilan datos sobre ocupación, iluminación y calidad del aire. Gracias a la IA, en función de las variables externas como la temperatura exterior, la producción solar de nuestra instalación, el número de vehículos eléctricos que suelen venir a la oficina o el precio de la energía, el edificio es capaz de adaptar la mejorar estrategia de gestión de la energía para la optimización de costes, el confort de las personas, la reducción de emisiones y la continuidad de las operaciones.

Así pues, nos encontramos ante un escenario favorecedor. La tecnología ya está ahí, y está disponible. El reto ahora es ponerla en marcha para transformarnos en el modelo energético, digital y cultural al que aspiramos.

*Este artículo fue originalmente publicado en El Economista.

[1] Flexumidor (Flexibility+Producer+Storager+Consumer): Agente del Sistema de Energía Eléctrica que se flexibiliza (combinación de prosumidores y flexibilidad). Utiliza su consumo de electricidad, así como sus capacidades de generación y almacenamiento, de forma flexible y, por tanto, prestan servicios al mercado (para garantizar el suministro), a la red (servicios de congestión), o al sistema (servicios de estabilidad).

IA en edificios

Etiquetas: , , , , , ,

Añadir comentario

Todos los campos son requeridos.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprenda cómo se procesan sus datos de comentarios .