Las soluciones inalámbricas permiten controlar y gestionar los edificios, con ellas podemos conseguir ahorros de hasta el 30% como os contamos aquí. Desde sus inicios, centrados sobre todo en aparatos de entretenimiento, estas tecnologías han evolucionado exponencialmente y hoy ofrecen soluciones globales. El crecimiento y desarrollo de estas ha hecho necesaria la creación de unos estándares internacionales. En este post, se analizan los dos más importantes: EnOcean y ZigBee. Destacar que los dispositivos con estos estándares funcionan con el mismo tipo de funciones, pero se diferencian por los protocolos que usan para comunicarse con la red y entre ellos.
EnOcean
Nacido desde el ámbito comercial, actualmente está liderado por la EnOcean Alliance, una entidad sin ánimo de lucro, formada por 350 compañías. En 2012, fue ratificado como estándar IEC Internacional (ISO/IEC 14543-3-10). Los dispositivos que trabajan con este estándar, están normalmente destinados para usarse como sensores y al control de la iluminación.
Entre sus ventajas principales destaca la amplia gama productos certificados por EnOcean, de manera que se amplía el rango de elección. Además, son productos que tienen como requisito base ser ‘recolector de energía, de manera que no tienen que enchufarse ni usan baterías. Son productos altamente respetuosos con el medio ambiente.
Sin embargo, su alcance es relativamente corto (máximo 30 metros) y aunque no suele ser un problema, debe tenerse en cuenta. Del mismo modo, en el diseño de una solución con EnOcean debe contemplarse que se basa en comunicaciones punto a punto, por lo tanto, si uno de los dispositivos desaparece, los dispositivos no podrán comunicarse.
ZigBee
La Alliance ZigBee, que comprende empresas, universidades y entes gubernamentales, desarrolló este estándar en 2002. Basado en el estándar IEE 802-15, cuenta con una última versión conocida como ZigBee Pro. En términos generales, usan ZigBee controladores de estancias y HVAC, sensores de ocupación y controladores de puertas y ventanas. Entre sus ventajas principales, se encuentra la amplitud de alcance, de hasta 100 metros, y la topología de red malla. Gracias a este diseño, si falla algún dispositivo, la red se autorepara y se autodirecciona asegurando la conexión en todo momento. Otras ventajas son su bajo consumo y su fácil integración en los equipos, con poca electrónica se pueden fabricar los nodos. En cambio, la oferta de dispositivos con este estándar es menor y siempre deben estar enchufados a la corriente (aunque ya trabajan en la posibilidad de hacer productos autónomos).
Conocidas las ventajas e inconvenientes de ambos estándares, es necesario saber que es posible, e incluso necesario, diseñar sistemas de control de edificios que combinen ambos estándares, así como soluciones que requieran cableado. En próximos post os contaremos cómo debemos valorar las soluciones disponibles.
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