Tal como ha dejado sorprendentemente claro la actual pandemia, la resiliencia de los hospitales, su flexibilidad y adaptabilidad frente a circunstancias difíciles importa más que nunca.
Recientemente, hemos organizado un debate sobre resiliencia hospitalaria que contó con la participación de 20 profesionales de la salud.
Entre las ideas que surgieron, destacaron algunas como la siguiente: “resiliencia significa tener la capacidad de anticiparse y estudiar el alcance completo de los incidentes que pueden afectar a un sistema de salud, además de contar con la infraestructura necesaria para resistir, absorber o recuperarse de cada crisis”.
Estoy de acuerdo con esta afirmación. Desde mi punto de vista, los sistemas de salud mejor posicionados para las extremas demandas del futuro serán aquellos cuyas operaciones clínicas y no clínicas estén diseñadas para responder de forma rápida y efectiva a cualquier amenaza natural o provocada por el hombre que se les presente.
En nuestra área, el ámbito no clínico, esto implica planificar y trabajar para optimizar un entorno construido y una infraestructura de gestión de operaciones de las instalaciones que pueda sostener, reactivar y reemplazar todos los sistemas que impulsan las operaciones clínicas y las funciones financieras de la organización.
La resiliencia hospitalaria empieza en el entorno
Afortunadamente, los actuales sistemas de gestión de las instalaciones, cada vez más inteligentes, permiten alcanzar un alto nivel de resiliencia hospitalaria. A continuación, listo los 7 aspectos relacionados con el entorno construido más importantes para la resiliencia de la atención médica. Abordaremos en detalle cada uno de ellos en futuros artículos.
1. Más operaciones remotas
De la misma manera que los hospitales están transitando de la presencialidad a la telemedicina para frenar la propagación de las enfermedades infecciosas, las organizaciones resilientes ampliarán su capacidad de gestionar y resolver los problemas operativos de los edificios de forma remota, reduciendo la necesidad de que un equipo de gestión de las instalaciones esté físicamente presente en ellos.
2. Fiabilidad y disponibilidad de la energía
Todo sistema de salud debe ser resiliente ante la inestabilidad de la red. Si esta pierde energía, ¿con qué redundancias cuenta el sistema para mantener a los pacientes protegidos y a los sistemas clínicos en marcha? Las organizaciones utilizarán microgrids y otras tecnologías renovables para garantizar su resiliencia energética en cualquier momento.
3. Ciberseguridad mejorada
Los sistemas de salud tienden a centrar sus esfuerzos de ciberseguridad en los datos de los pacientes, la información financiera y los dispositivos médicos, pero los sistemas de gestión de las instalaciones también son vulnerables. Un ciberataque podría apagar una instalación por completo. Ser resiliente implica asegurarse de que todas las puertas traseras de estos sistemas permanecen cerradas.
4. Protección de activos incrementada
Las operaciones de las instalaciones son una función central para asegurar la seguridad y la atención de los pacientes. Un fallo en la red eléctrica o en el sistema de gestión del edificio puede impedir que el hospital preste esta atención. Las organizaciones resilientes dependerán cada vez más de la monitorización proactiva y predictiva para anticipar y abordar de forma preventiva cualquier problema que pueda poner en riesgo las operaciones clínicas.
5. Gestión de la seguridad mejorada
Un sistema de salud no puede ser resiliente si no es seguro. Debe equilibrar la necesidad de crear un entorno acogedor y accesible para los visitantes con la seguridad y la protección, incluidos los pacientes que se encuentran a su cargo. Las organizaciones resilientes incorporarán sistemas inteligentes para, por ejemplo, identificar el movimiento de un paciente infeccioso dentro de la instalación, trazar con quién ha estado en contacto, alertar al personal adecuado para tomar las medidas necesarias y reducir la propagación de la infección.
6. Mitigación del riesgo y cumplimiento
Cuanto más resiliente es un sistema de salud, más enfocado está en reducir los riesgos y cumplir con las regulaciones. La resiliencia, el cumplimiento y la mitigación de riesgos funcionan de forma simbiótica.
7. Diseño para un hospital resiliente
Los sistemas de salud resilientes son conscientes de la importancia que tiene una cuidadosa toma de decisiones para lograr un equilibrio efectivo entre la resiliencia y la gestión de costes. Todas las habitaciones del hospital podrían convertirse en salas de presión negativa, pero ¿a qué coste? Sopesar este tipo de consideraciones junto con la flexibilidad y adaptabilidad es el arte y la ciencia de un diseño resiliente.
Los sistemas de salud que incorporen innovaciones en sus sistemas de gestión de instalaciones ya existentes teniendo en cuenta la rentabilidad, serán los que desarrollen la resiliencia necesaria para resistir ante las futuras incertidumbres. Visita EcoStruxure for Healthcare para más información.
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