Se nos agotan los recursos críticos. En 2050, se prevé que la demanda de recursos imprescindibles, como la biomasa y la energía fósil, exceda su producción en 40.000 millones de toneladas, poniendo a compañías y consumidores en riesgo de déficit. Pasar del modelo económico clásico de “comprar, consumir y tirar” a una economía circular y sin residuos, que se centre en utilizar mejor los recursos, extrayendo su máximo potencial y evitando el despilfarro, es una gran forma de combatir esta crisis global. En el caso de los sistemas de distribución de energía eléctrica, el modelo de economía circular implica el diseño de productos duraderos que puedan modificarse, actualizarse, repararse, reutilizarse y modernizarse, reduciendo al máximo el despilfarro e incrementando la resiliencia de los recursos.
El camino hacia la economía global circular puede ocasionar un impacto significativo en la lucha contra el cambio climático, puesto que el 67% de las emisiones globales de gases invernadero están relacionadas con la gestión de materiales. De hecho, un estudio reciente ha puesto en valor que la economía circular podría reducir el uso global de recursos naturales hasta un 28% y las emisiones de gas invernadero en un 72%, todo sin dejar de impulsar el crecimiento económico y los objetivos medioambientales globales, como las definidas en el Acuerdo de París.
Estas nuevas conclusiones refuerzan la idea de que la transición hacia una economía circular no beneficia sólo al medio ambiente, sino también a los resultados de las empresas. Por ejemplo, se predice que, gracias a ella, la productividad de recursos en Europa crecerá hasta un 3% anual. Esto crearía un excedente en materias primas, el cual se prevé que en 2030 alcance los 600.000 millones de euros al año para las economías europeas.
El equipamiento de distribución eléctrica tiene un importante rol en la economía circular, priorizando la modernización frente al reemplazo. Modernizar los dispositivos aumenta la sostenibilidad y minimiza el impacto ambiental del producto, conllevando asimismo ahorros importantes y prolongando la vida del equipamiento.
Una actualización de la distribución eléctrica consiste en reemplazar componentes de dispositivos de distribución eléctrica dentro de la aparamenta de media tensión para renovarlos y actualizarlos, o bien para añadir nuevas funcionalidades como la conectividad digital. Esto amplía la vida del dispositivo y permite, también, instalar importantes modernizaciones y actualizaciones sin el coste de un reemplazo. Una modernización puede salir hasta un 65% más económica que una instalación nueva. No sólo reduce costes de equipamiento, sino también el coste de interrupciones de servicio, materiales, transporte y mano de obra. Analizar todo el impacto ambiental del producto mediante herramientas de asesoramiento del ciclo de vida ayuda a determinar si es más beneficioso, tanto financieramente como ambientalmente, actualizar un producto o reemplazarlo.
Con las soluciones de modernización, los fabricantes de equipamiento ayudan a sus clientes a ir más lejos con menos recursos, protegiendo a la vez el medio ambiente. Descubre más sobre cómo la distribución eléctrica puede beneficiarse de migrar hacia la economía circular en nuestro nuevo White Paper, “Cómo la renovación en la distribución eléctrica contribuye a la economía circular” (en inglés).
En Schneider Electric, nos comprometemos a apoyar la economía circular como miembro del programa Ellen MacArthur Foundation’s Circular Economy 100, una innovadora iniciativa que reúne corporaciones, gobiernos, instituciones académicas, empresas pequeñas y medianas y otras entidades para promover el avance colectivo de la industria hacia la economía circular. Descubre más sobre cómo esta fundación fomenta el desarrollo de nuevas oportunidades para la economía circular.
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