Nuestra relación con la energía es la de toda una vida, cual matrimonio en sus bodas de platino. Desde que la luz del sol hizo posible la vida misma y nuestra existencia como humanidad, hasta hace poco más de 100 años que “renovamos votos” con el descubrimiento de la energía eléctrica.
¡Y vaya que ha sido una relación fructífera! Como se dice por ahí: «A match made in heaven«. Desde que descubrimos cómo generarla y aprovecharla, se convirtió en motor de prácticamente todo lo que conocemos: desde la luz en nuestras calles y hogares, hasta el impulsor de grandes maquinarias e industrias productoras de todo cuanto consumimos en la economía que hoy mueve al mundo.
Todos sabemos (porque lo hemos visto o vivido) que una relación larga de pareja no siempre es sinónimo de una relación sana. A veces, como dice la canción: «la costumbre es más fuerte que el amor», y perdemos de vista red flags y otras señales de que no todo está funcionando. Pues así, también nuestra relación con la energía necesita repensarse y retrabajarse para renovarla y sacar lo mejor de ella.
Pensemos un momento: La vida como hoy la conocemos depende prácticamente al 100% de la energía eléctrica.
Nos despertamos en la mañana con la alarma del celular (que cargamos durante la noche); encendemos la luz de las habitaciones, la cafetera, la licuadora; revisamos WhatsApp; hacemos ejercicio en la caminadora; salimos a la calle y vemos luminarias, negocios, semáforos…
Y en la oficina, usamos el sensor de acceso, los elevadores, computadoras, aires acondicionados. Mientras que el fin de semana vamos al cine, al centro comercial, a un concierto, al estadio, a parques de diversiones.
Imagina todos esos momentos de tu vida sin luz. Un escenario que recuerda a películas de zombies o del apocalipsis, ¿cierto?
Esa energía eléctrica que hoy consumimos, es generada en su mayoría a partir de la quema de combustibles fósiles, proceso en el que se emiten partículas del CO2 en exceso, debido a la alta demanda (piensa en todos los momentos en que la utilizas y multiplícalo por 153 millones de personas que tienen acceso a la energía en el mundo).
Este exceso no puede ser eliminado de forma natural pues sobrepasa la capacidad del planeta, y se acumula formando una capa que impide que el calor del sol salga de la atmósfera, generando un efecto invernadero.
Esto provoca el tristemente famoso calentamiento global, consecuente del cambio climático, que impacta el equilibrio del planeta. Por ello, este es el mayor desafío de nuestra generación.
Dimensionemos un poco: más del 80% de dichas emisiones provienen de esta relación con la energía (mayor consumo, implica mayor generación y, por tanto, emisión de partículas de CO2).
Además, más del 60% de la energía generada, se desperdicia a lo largo de todas sus etapas: desde la generación, pasando por distribución y el consumo, siendo este último el más importante.
Si tan sólo pudiéramos trabajar en abatir la demanda, reducir significativamente el desperdicio, y en disminuir estas estadísticas, estaríamos contando otra historia.
Todos somos consumidores. Todos formamos parte de esa última etapa de consumo y está en todos tomar acción, y no solo en casa. Si bien la transición al uso de energías limpias es un hecho y avanza en el mundo, es aún un camino largo, y estamos en una carrera contra el tiempo.
Para 2030, debemos lograr una reducción del incremento de la temperatura del planeta a 1.5°C promedio, para poder mantener la vida como la conocemos más allá del 2050. Estamos en la década crítica para lograrlo.
“Tenemos que hablar” – La energía
Hablemos de cómo sí podemos ser parte de la solución. Desde las acciones más pequeñas para un consumo más consciente y eficiente como:
- No dejar cargadores conectados y aparatos sin usar (¿recuerdas la parte del consumo y el desperdicio?)
- Usar focos ahorradores
- Revisar nuestras instalaciones eléctricas para evitar desperdicio y riesgos.
Ahora bien, los hogares representan el 20% del problema, pero no es necesariamente donde pasamos el mayor tiempo. Más del 80% de nuestra vida estamos dentro de un edificio (pensemos también en oficina, empresa/planta productora, tiendas, cine, teatro, etc.) y es aquí donde volvernos más eléctricos y digitales juega un papel crucial.
¿Digitales en el consumo eléctrico? Sí.
Hoy medimos nuestro rendimiento en el día: pasos, sueño, oxigenación, etc., desde el celular o un reloj inteligente. Lo mismo es posible y escalable a los diferentes ámbitos y espacios en donde hoy utilizamos la energía.
Imagina hacer eficiente su uso generando una temperatura más adecuada y consumiendo menos energía. No solo seríamos personas más felices, sino las empresas tendrían ahorros y, de paso, disminuiríamos la quema de combustibles fósiles que, desde algún lugar, generan la energía para que los del piso 12 tengan menos frío… O calor.
Imagina aplicar esta misma eficiencia en iluminación, persianas, en la maquinaria que produce el perfume predilecto de tu pareja, las vitaminas que tomas diariamente o las papitas que saboreas mientras lees esto.
Ahora imagina aplicarlo en la energía que demandan los equipos de un hospital, de un centro de datos, o en el gran consumo dentro de un centro comercial, o hasta un estadio o aeropuerto.
Si conocemos y sabemos qué nos duele, es más fácil atacarlo. Si sabemos cuánto gastamos, en qué se usa, cuándo no se utiliza, etc., podríamos mejorar esta relación, como si fuéramos a terapia de pareja. Además, una relación sana con la energía tiene diferentes beneficios:
- Ahorros
- Eficiencia operativa y administrativa
- Una vida más larga de equipos
- Mejores resultados de negocio
Visualiza tu casa, empresa o negocio, el consultorio de tu doctor, la cafetería donde pasaste hoy… Desde el foco hasta la caldera o la máquina más grande… ¿Sabes cuánto, cómo, o cuándo consumen energía?
Aplicando digitalización + electricidad, tenemos la fórmula para Electricidad 4.0, la nueva era de esta relación. Una era más sana, más informada, a la altura de las exigencias de nuestra vida y los negocios de hoy, que nos permita tomar decisiones oportunas para ser más competitivos y más sostenibles.
Imagina que la energía la usamos cuando realmente la necesitamos, para procesos más eficientes, personas más felices y osos polares con un lugar en donde vivir.
No importa tu rol, profesión, tamaño o giro de tu casa, empresa o negocio. El primer paso es empezar. ¿Quieres saber más sobre electricidad 4.0? Dale swipe right y conócela un poco mejor con un clic acá. Conociendo mejor la energía, la vas a querer y cuidar como a tu pareja: para toda la vida.
Conversación
JESUS GOMEZ H.
2 años ago
excelente publicación que compartiré con nuestros AE´s y será de ayuda para el entendimiento y mejor comunicación con nuestros clientes a través de pequeñas acciones que generaran grandes cambios
Nayeli Ramos
2 años ago
¡Muchas gracias por tu comentario Jesús!Esperamos que sea de gran utilidad.