Los precios de la electricidad han aumentado un 35% de media en el conjunto de países de la Unión Europea. El dato refleja la evolución de las facturas energéticas desde septiembre de 2021 hasta septiembre de 2022, que es el último mes con cifras actualizadas por parte de Eurostat.
Según esta misma fuente, los precios de la energía para el consumidor final aumentaron en todos los países a excepción de cinco durante el primer semestre de 2022, en comparación con el mismo periodo del año anterior.
La principal causa de este incremento es la dependencia del suministro de gas ruso, cuya disponibilidad se ha visto reducida como consecuencia de la guerra de Ucrania. Dado que el precio mayorista de la electricidad en Europa está vinculado al coste del gas, el precio de la electricidad ha sufrido las mencionadas variaciones al alza.
La necesidad de implantar nuevas medidas que reduzcan la factura energética
Las empresas y los consumidores ya habían tomado consciencia de la importancia de reducir el consumo de energías no renovables y materias primas, con el objetivo de tender hacia un modelo económico más sostenible.
Lo confirman datos como los aportados por el último índice Kantar Sustainability BrandZ, que concluye que el 97% de las personas están listas para afrontar las medidas necesarias para vivir un estilo de vida más sostenible.
La actual situación no ha hecho más que acrecentar este interés. Hasta el punto de que la Unión Europea ha tomado tres medidas que incluyen acciones específicamente dirigidas a reducir el consumo energético.
1. Reducir el uso de electricidad
La Unión Europea obliga a los países miembros a reducir el consumo de electricidad en horas pico, al menos, un 5%. Y trata de impulsar medidas voluntarias para reducir el uso de electricidad en un 10% para finales de marzo de 2023.
2. Topar el precio de los ingresos de ciertos productores de electricidad
Se da la circunstancia de que existen productores de energía eléctrica sin intervención de gas, que se han visto beneficiados de la subida de precios, mientras sus costes de explotación se han mantenido estables.
El objetivo de esta medida es limitar los beneficios extraordinarios obtenidos por estas empresas para repercutirlos en los pequeños consumidores.
3. Asegurar una contribución solidaria de las empresas de combustibles fósiles
Estas corporaciones también han obtenido beneficios que han aumentado un 20% con respecto a la media de los cuatro años anteriores, según datos de la propia UE.
Se limita el máximo de ingresos de determinados productores, con el objetivo de distribuirlo a familias y empresas mediante la recaudación desde los Estados miembros de una parte de esos ingresos.
Limitar sobrecostes a consumidores y empresas no productoras
En resumen, la intención de la Unión Europea es que los países puedan reorientar estos beneficios mediante tres tipos de acciones:
- Transferencia directa al consumidor final. Por ejemplo, mediante reducciones en las facturas.
- Apoyo financiero a iniciativas que tengan la intención de invertir en energías limpias.
- Mediante compensaciones a compañías que sean capaces de reducir sus consumos.
En relación con este último punto, un sistema inteligente de gestión de edificios o Building Management System (BMS) permite supervisar, controlar y gestionar los principales aspectos que ayudan a reducir el consumo en edificios:
- Sistemas HVAC (calefacción, aire acondicionado y ventilación).
- Iluminación.
- Otros sistemas de energía.
Mediante el uso de sensores en edificios se realiza un procesamiento de datos que permite anticipar desajustes en el consumo, disminuyendo los costes energéticos en torno a un 20%.
Ahorro que, unido a las mencionadas compensaciones, puede suponer un importante impulso económico para las corporaciones, un aumento de su sostenibilidad y una menor dependencia energética.
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