La energía solar, la eólica, la hidroeléctrica y otras energías renovables siguen centrando el debate climático a la vez que ven como desciende su coste y se despliegan a mayor velocidad. En este contexto, las utilities aún han de dar el paso para incrementar el despliegue en sus infraestructuras, beneficiándose de las ventajas que traen consigo.
Ni puedo ni quiero ignorar que la penetración de las renovables en la red conlleva numerosos desafíos, pero hemos de verlos como una oportunidad ya que su integración sumaría energía limpia, reducción de los costes y acceso universal a este tipo de fuentes. Hoy en día, las renovables gozan de una alta popularidad, las hidroeléctricas mantienen su viabilidad, las granjas eólicas onshore y offshore se superan en eficiencia y prevemos que la energía solar será una de las fuentes de energía principales en 2050 con un precio mucho más competitivo.
Ante esta situación, la solución óptima es la flexibilidad y es el hito que las operadoras de red han de perseguir. Para ello, las operadoras que quieran lograr ese hito y unir a su generación principal fuentes de energía renovables a gran escala tendrán que invertir en generación inteligente y smart grid e implementar un nuevo modelo de operación que evolucionará hacia un sistema en el que la demanda seguirá la generación disponible. En base a este escenario el sistema eléctrico no puede mantener su fórmula estándar de disponibilidad, fiabilidad, eficiencia, bajas emisiones, seguridad y asequibilidad. Hoy, debe integrar la flexibilidad.
Añadir la flexibilidad al sistema eléctrico no será fácil ya que la generación flexible está determinada por el comportamiento de las cargas, por las subidas y bajadas en relación a la fluctuación de la demanda, pasando de estados fríos (inactivos) a calientes (activos) y viceversa.
Un ejemplo claro de cómo puede afectar la generación flexible a las compañías eléctricas es el primer paso: la puesta en marcha. En el caso de una planta al uso con un sistema donde la demanda es bastante predecible el tiempo que se necesita para sincronizar planta y sistema no es crucial. En cambio, operando con un gran mix de energía solar y eólica la variabilidad de la potencia puede cambiar rápida y profundamente debido a variaciones meteorológicas. Con otras palabras, una planta de vapor necesita unas 12 horas para alcanzar su máxima salida iniciando desde frío, en cambio el sistema actual no podría responder a las variaciones minuto a minuto de una granja eólica.
Visto que el camino para la smart generation pasa por la flexibilidad, podemos evaluar los hitos para hacer este cambio de la manera más eficiente, tanto a nivel económico como medioambiental.
- Gestionar la generación a nivel parque. Un específico control de los equipos de generación permite la optimización de la economía de expedición y programación. Además, la integración de información externa permite una generación flexible hacia el trabajo eficiente.
- Mejorar el nivel de pronóstico de los patrones de demanda mediante la recopilación y procesamiento de datos meteorológicos de alta precisión.
- Cambiar el ratio de plantas de generación base (por ejemplo aquellas diseñadas para operar según tiempo predeterminados y que no son flexibles ante outputs dinámicos) hacia plantas más flexibles.
- Modificar las plantas existentes para que den respuesta ante picos de demanda y sean capaces de generar varias veces al día (de acuerdo con el IEA, las reservas hidráulicas y ciertas de plantas de gas están entre las más baratas para obtener flexibilidad con un coste adicional entre €0.88/MWh to €4.40/MWh)
- Minimizar el impacto de los cambios de frecuencia de ciclo. Esto podría incluir la monitorización y gestión de la temperatura o la inspección proactiva para mejorar la fiabilidad del equipo, entre otros.
- Desarrollar una estrategia CHP (Combined Heat and Power) con el objetivo de aprovechar dos outputs: jugar en el umbral para maximizar la eficiencia tanto de la electricidad como de la producción de calor.
- Re evaluar las plantas de generación para determinar si los roles pueden ser modificados para acomodar funciones de energía de reserva introduciendo así almacenaje.
La generación inteligente equivale a generación flexible y, sin duda, esta flexibilidad marca el camino a seguir hacia una red más optimizada.
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