Las Olimpiadas de Rio de Janeiro celebradas el pasado mes de agosto se saldaron con muy buen sabor de boca. A las nada desdeñables 17 medallas que consiguió la delegación española se le sumó un fin de fiesta protagonizado por el buen ambiente y el espíritu deportivo. Sin embargo, no todo fue juego en la cita olímpica. Uno de los temas más candentes del verano fue el agua de color verde que tiñó las piscinas de salto y waterpolo. Y no es para menos: ¿a quién le gustaría bañarse en un agua de ese color?
Cuando la polémica saltó a la palestra, el Comité Organizador de Rio 2016 se apresuró a aclarar que la situación respondía a una reducción del nivel de alcalinidad de las aguas que los responsables de la piscina fallaron en combatir al no haber tenido en cuenta que el elevado número de nadadores podía incidir sobre el pH de los recintos.
Sin embargo, lo cierto es que el contratiempo podría haberse evitado o, al menos, detectado más rápidamente a través de la aplicación de la tecnología y del IoT (Internet of Things) en la gestión del agua.
Hoy en día, la instalación de sensores y de programadores permite una gestión de los riesgos a nivel hídrico muy avanzada. Estos mecanismos permiten el análisis exhaustivo de datos para la monitorización de la calidad del agua, así como el control del agua estancada. Por otro lado, gracias a su uso se puede conseguir minimizar el tiempo de actuación en la detección de averías y favorecer el uso de equipos de bajo consumo y bajo mantenimiento.
De hecho, el Internet de las Cosas se preocupa por el agua de muchas maneras:
- Determina y controla la calidad del agua en piscinas.
- Detecta posibles fugas de productos químicos.
- Analiza la salinidad, la temperatura y otros factores de conservación del agua.
Pese a la preocupación que el agua verde supuso para muchos deportistas (recordemos cómo los jugadores de waterpolo japoneses corrían a echarse agua limpia en los ojos tras abandonar la piscina verde), en Río el problema resultó no ser tan grave. No obstante, dentro y fuera de las instalaciones deportivas los recursos hídricos son un bien en crisis y debemos mantenernos bien alerta en su gestión.
Aguas verdes aparte, en Schneider Electric estamos profundamente concienciados de la importancia que el agua tiene en nuestro día a día. Desde su recolección hasta su retorno final al entorno natural, el agua juega un papel fundamental en el desarrollo de oportunidades laborales ya sea de manera directa (abastecimiento, infraestructura, tratamiento de aguas residuales, etc.), o de forma indirecta, a través de sectores económicos que son fuertemente dependientes como la agricultura, la pesca, la energía, la industria y la salud.
Por eso, son varias las soluciones que ofrecemos en las diferentes fases del ciclo integral del agua para tratar los desafíos del sector de la mejor manera posible y garantizar una gestión sostenible del agua. Algunas de ellas son la modernización eficiente de las infraestructuras obsoletas, la reducción de los costes energéticos y operativos, la consecución de una mejor gestión de las ramificaciones de unas normativas cada vez más exigente o una gestión eficiente y rápida de fugas, así como diferentes modelos hidráulicos.
En definitiva, la tecnología y el IoT puede convertirse en un aliado fundamental para gestionar este bien tan preciado de manera más eficiente. Así, que, por supuesto: Tokio 2020, ¡toma nota!
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