Cómo ahorrar energía y mejorar la productividad en las escuelas en 5 pasos

Prácticamente el 20% del presupuesto anual de una escuela se invierte en la factura energética. Una suma que, además, últimamente, está incrementándose con la constante subida de los precios de la electricidad y la falta de suministro de gas. Cuando los centros educativos logran reducir este gasto, no solo ahorran dinero, sino que además contribuyen al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. Afortunadamente, existen soluciones y tecnologías que permiten aumentar el confort y la calidad del aire, a la vez que se reducen los consumos energéticos.

 

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Cinco medidas de ahorro energético en las escuelas

1 Medir los niveles de calidad del aire interior en las aulas

Uno de los principales factores que afecta al confort de las personas dentro de los edificios es la calidad del aire interior; factores como la temperatura, la humedad, el CO2 y los niveles de polvo o partículas volátiles (VOC) impactan en nuestra salud y productividad. Por lo tanto, para conseguir una buena calidad del aire interior debemos mantener unas adecuadas tasas de renovación del aire…. algo que puede incrementar los consumos energéticos.

Contar con multisensores que miden parámetros como la calidad de aire, la temperatura y la humedad y que nos alertan en qué momento baja la calidad del aire, para ventilar sólo cuando sea realmente necesario, permite un ahorro energético de hasta el 10%.

2 Gestionar la climatización, iluminación y persianas de forma inteligente

Aulas, despachos, pasillos, zonas comunes y polivalentes, pabellones deportivos… Cada zona de la escuela desempeña una función concreta y debemos adaptar las condiciones climáticas a los distintos usos de cada espacio.

Imagina por un momento que, estás en el aula y quieres proyectar un contenido para tus alumnos; selecciona la escena de “Proyección” y las luces del aula se atenuarán, se bajarán las persianas y se encenderá el proyector, ¡todo con un solo click!

Contar con una solución de este tipo para el control inteligente de la iluminación, las persianas y la climatización permite ahorrar hasta el 15% de energía, además de mejorar la productividad y el confort.

3 Saber dónde gastas más energía

Medir la calidad del aire, el movimiento, y la luminosidad, entre otros parámetros, permiten obtener datos sobre el comportamiento del edificio. Y, para traducir estos datos en ahorros, es necesario un sistema de gestión, un Building Management System (BMS) capaz de mostrar información en tiempo real sobre tu edificio que permitirá saber dónde y cómo ahorrar energía. Esta medida puede suponer unos ahorros energéticos de hasta el 30%.

Aquí tienes algunos ejemplos de las pantallas que podrás ver en nuestro software:

Consumos eléctricos

 

Consumo mensual de agua

 

Consumo mensual de gas

 

Monitorización del consumo en climatización en función de la temperatura

4 Instalar sistemas de ventilación mecánica

En el aire aparecen un sinnúmero de átomos en suspensión que lo contaminan y generan inconvenientes de salud cuando ingresan a nuestro organismo. Una ventilación correcta de los espacios es indispensable para mantener unas buenas condiciones de higiene y un entorno saludable.

En la actualidad, los sistemas de ventilación han tomado una gran importancia ya que son un elemento indispensable para asegurar la salud de las personas, que requieren respirar un aire más puro y libre de impurezas.

5 Utilizar materiales y métodos constructivos saludables

La calidad del aire interior de un espacio depende en gran medida de los materiales que se encuentran en el mismo. Productos cotidianos, como las pinturas, los suelos, e incluso los muebles y la tapicería, contienen cientos de compuestos orgánicos volátiles (COV). Para reducir los problemas asociados a los COV, es imprescindible valorar la composición de los materiales, antes de elegirlos, y si es posible elegir materiales y métodos constructivos con una certificación sostenible.

Ahorrar dinero en la factura de la energía y, al mismo tiempo, crear una escuela más sostenible y saludable, pasa por apostar por tecnologías más eficientes y por la calidad del aire interior. Queremos que los alumnos se eduquen con el ejemplo.

 

 

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