El pasado 4 de noviembre marcó un hito en la lucha para detener el cambio climático. Ese mismo día os explicamos nuestros compromisos para frenarlo. Pero, vayamos un paso más allá y analicemos qué valor supone para las empresas sumarse a esta lucha.
Si tenemos en cuenta las medidas relativas a sostenibilidad que ponen en marcha las empresas privadas, el planeta siempre está en el equipo ganador. Se reduce la huella de carbono y el impacto sobre los recursos, se desarrolla la economía circular y se integran consideraciones medioambientales en la cadena de valor. En muchos casos, incluso se mejora el rendimiento medioambiental de nuestros clientes aunque ellos no tengan políticas específicas.
Pero, ¿qué beneficios obtienen las empresas más allá de la evidente mejora de su imagen corporativa? En cuanto a las entidades privadas destacan seis beneficios que van más allá de la vertiente de RSC. En primer lugar, la incorporación de medidas de eco-diseño, eco-producción y gestión optimizada de recursos (agua, energías renovables, sustancias peligrosas, etc.) afectan directamente a la optimización de costes y a la eficiencia operacional. Del mismo modo, se mejora la eficiencia energética de todas las sedes. También, se optimiza el número de centros de distribución y se reducen los costes logísticos. En cuarto lugar, la oferta de la compañía se tiñe de un aspecto diferencial único: los beneficios medioambientales. Crecen, también, los recursos de destinados a I+D, con lo que sus resultados en procesos, productos o soluciones innovadoras también se incrementan. Y, por último, se establecen medidas de financiación alternativa para programas de investigación de eficiencia energética.
Es evidente que la sostenibilidad tendría que ser preceptiva en todas las empresas, en todos los hogares, para todos los individuos porque solo tenemos un planeta y sus recursos son limitados. Destacar que, según un estudio publicado por Mozaffar Khan (Minessotta University), George Serafeim (Harvard University) y Aaron Yoon (Harvard University), “las compañías que invierten en temas ambientales, sociales y de gobernabilidad mejoran en su rendimiento en el mercado de valores y una rentabilidad de futuro mejor”. Por lo tanto, la apuesta por la inversión en materia de RSC impulsa tanto los resultados sociales como los financieros simultáneamente.
Pero para aquellas que aún no se han sumado, que quieren obtener más de cada una de sus políticas, las medidas que suman para el planeta también suman en su cuenta de explotación. Aquí tenemos solo seis y no hemos querido cuantificarlas, pero ¿sabíais que el potencial de ahorro energético de las industrias es del 58%? Porcentaje que aumenta hasta el 79% de las infraestructuras y del 82% en los edificios. La eficiencia energética siempre suma.
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