En épocas donde la pandemia ha marcado un ritmo de desaceleración globalizado, nuestro planeta nos ha dado una oportunidad diferente de recorrerlo, escucharlo y observarlo.
Si prestamos atención, hoy por hoy necesitamos 1.7 planetas tierra para llevar la vida que llevamos, consumiendo muchos más recursos de los que la tierra es capaz de proveernos y esto tiene que cambiar pero, ¿cómo lo hacemos?
Básicamente, esto implica pasar de modelo económico de “comprar, consumir y tirar” a una economía circular y sin residuos, que se centre en utilizar mejor los recursos, extrayendo su máximo potencial y evitando el despilfarro.
En el caso de los sistemas de distribución de energía eléctrica, este modelo implica el diseño de productos duraderos que puedan modificarse, actualizarse, repararse, reutilizarse y modernizarse, reduciendo al máximo el despilfarro e incrementando la resiliencia de los recursos.
¿Por el principio o por el final? Pensando juntos la circularidad
Una buena observación siempre es el punto de partida. En Schneider Electric hemos hecho un doble click a nuestros procesos, los observamos detenidamente y al detalle, uno por uno.
En la búsqueda para que nuestro negocio fuera más sostenible, la eficiencia apareció como nuestro primer gran aliado, y de su mano, el concepto de circularidad.
Analizar de qué manera elaboramos y trabajamos nuestros servicios de principio a fin y los distintos stakeholders involucrados nos permitió tener un mapa claro del ecosistema que conformamos y sobre el que podemos incidir. Aquí tomamos una decisión clave, la de ser activistas y darle un empuje central a la rueda.
La economía circular implica para nosotros, una transformación estratégica y no una mera iniciativa aislada donde sólo incorporamos materiales reciclados en alguno de nuestros productos. Por ello, hemos decidido que este modelo circular debía incorporarse en nuestro ADN a través de tres vías principales:
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La circularidad en nuestro modelo de negocio y propuestas de valor para clientes
Desarrollando modelos locales de reutilización, reacondicionamiento, reparación, restauración y devolución; donde el potencial del IoT nos permite una conexión más eficiente, al tiempo que la digitalización de nuestros productos nos otorga ventajas como el mantenimiento predictivo, la optimización del rendimiento, leasing o contratación por desempeño.
2. La circularidad en nuestros recursos y desarrollo de productos:
El nuevo eco-design de nuestros productos implica minimizar el uso de recursos, maximizar la reutilización, los recursos reciclados, así como el proceso mismo de reciclaje.
3. La circularidad en nuestra Supply Chain:
Nos proponemos generar cero residuos en nuestras operaciones y para lograrlo nos hemos fijado objetivos estrictos de reducción, reutilización y recuperación de residuos. Por ejemplo, el 99% del cartón y pallets que utilizamos para el embalaje y transporte proviene de fuentes recicladas o certificadas y continuamos estudiando las posibilidades de vida útil de estos pallets para reducir así la necesidad de comprar adicionales.
Ayudando a nuestros clientes a hacer más con menos
Expandir este modelo de negocio a todo nuestro ecosistema, requiere indudablemente de la innovación y la transformación digital en la gestión de energía y automatización que venimos liderando hace ya varios años.
Esta digitalización de nuestros productos y procesos nos facilita identificar los puntos de la red donde nuestros proveedores, partners y clientes pueden conectarse para comenzar a formar parte o sembrar un modelo de economía circular dentro de sus organizaciones.
Los mecanismos de control, comunicación y pronóstico que logra esta digitalización nos permiten brindarles a las empresas información detallada y en tiempo real sobre sus patrones de consumo, perfiles de carga y rendimiento de sus sistemas eléctricos; lo que se traduce en eficiencia operativa y, por ende, en reducción de costes.
ArcelorMittal, es uno de nuestros clientes y un buen ejemplo. Lleva 157,588 toneladas métricas de consumo de recursos primarios evitados desde 2018 gracias a ECOFIT™, su programa de reciclaje y a la prolongación de la vida útil de sus equipos a través de EcoStruxure, donde la conectividad les da una segunda vida a través del reacondicionamiento de los conmutadores de MT, los transformadores de equipo seco y el reciclaje responsable de los transformadores de aceite.
Además, los desarrollos tecnológicos nos permiten apreciar, solo por nombrar otro caso, que en el segmento de edificios se podría ahorrar hasta un 82% de su consumo de energía, mientras que en los casos de infraestructura e industrias el ahorro podría llegar a 79% y 58% respectivamente.
De cara a un futuro que ya podemos comenzar a vislumbrar hoy, debemos tener en cuenta también, que la fusión del mundo eléctrico y digital, sumado al creciente fenómeno de descentralización del sistema eléctrico genera nuevos modelos de negocios ya que como en muchos otros sectores, los consumidores se vuelven prosumidores, lo que genera microrredes y nuevas oportunidades para nuevos actores.
Estas mini-compañías energéticas serán activos inteligentes, comunicados y controlables, capaces de coordinarse y automatizarse para el beneficio de todo el ecosistema y su circularidad, gracias a la tecnología.
Un win-win del que todos necesitamos formar parte
El camino hacia la economía global circular puede ocasionar un impacto significativo en la lucha contra el cambio climático ya que el 67% de las emisiones globales de gas invernadero están relacionadas con la gestión de materiales. Aquí es donde este modelo podría reducir el uso global de recursos naturales hasta un 28% y las emisiones de gas invernadero en un 72%, sin dejar de impulsar el crecimiento económico y los objetivos medioambientales globales.
Estas conclusiones refuerzan la idea de que la transición hacia una economía circular no beneficia sólo al medio ambiente, sino también a los resultados de las empresas.
Por ejemplo, se predice que, gracias a ella, la productividad de recursos en Europa crecerá hasta un 3% anual. Esto crearía un excedente en materias primas, el cual se prevé que en 2030 alcance los 600.000 millones de euros al año para las economías europeas.
En este sentido, el equipamiento de distribución eléctrica tiene un importante rol en la economía circular, priorizando la modernización frente al reemplazo, la cual puede llegar a salir hasta un 65% más económica que una instalación nueva.
Esta reducción de coste en el equipamiento impacta también en la disminución de coste de interruptores de servicio, materiales, transporte y mano de obra. Así, un análisis inteligente sobre la actualización y prolongación del ciclo de vida de un producto produce un beneficio financiero y ambiental.
Apostar activamente por este modelo nos devuelve como empresa no solamente un ecosistema y modelo de negocio más sostenible, sino también la confianza, fidelidad y valor agregado que nuestros clientes ven en nosotros como pilar de respaldo para comenzar a formar de este viaje.
Finalmente, todo este ciclo beneficia a las personas directa e indirectamente porque trabajamos para habitar un mundo mejor y esto, a quienes colaboramos en Schneider Electric, nos enorgullece profundamente.
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