La tecnología digital al servicio de la calidad y disponibilidad del agua

Nos enfrentamos a una grave crisis en el sector del agua: escasez, mala calidad y fallos del sistema de abastecimiento, todo provocado por el cambio climático. Pero si queremos garantizar nuestro futuro, debemos abordar la cuestión de la sostenibilidad del agua en paralelo a los objetivos de consumo neto cero.

Llevamos siglos dando por supuesto que hay agua suficiente para todos. Al fin y al cabo, más del 70% de la superficie de la Tierra está cubierta de agua. 

Sin embargo, sólo el 3% del agua del planeta es dulce, es decir, apta para el consumo y el uso industrial. Además, sólo el 0,5-1% del agua dulce de la Tierra está disponible, es decir, no está encerrada en los polos, la atmósfera o el suelo. El agua se ha vuelto tan escasa que recientemente se ha convertido en una mercancía cotizada en bolsa, el «nuevo» petróleo u oro, como consecuencia de la dificultad de acceder a ella en determinadas regiones. 

Sin embargo, el consumo de agua dulce es insostenible. Pongamos de ejemplo el agua no facturada, es decir, el agua que se produce y se «pierde» antes de llegar al cliente, debido a fugas y roturas de la red. Mientras que el 17% del territorio de la UE sufre escasez de agua, en todo el mundo se pierde entre el 40% y el 60% de este recurso en forma de agua no facturada. Además de la pérdida de esta valiosa agua, el agua no facturada aumenta las emisiones de carbono, los costes y las consecuencias para todos. 

El efecto de la sostenibilidad a largo plazo

La demanda de agua segura y de alta calidad para uso industrial y doméstico aumenta a medida que escasea la oferta. El problema no es sólo el aumento del consumo de agua en los procesos industriales, sino también lo que ocurre con las aguas residuales resultantes. 

Un litro de tinta vertida en el suelo puede contaminar 250.000 litros de agua potable. Un litro de gasolina puede contaminar 750.000 litros. Es esencial garantizar que podemos detener y revertir la contaminación del agua, reduciendo al mínimo nuestro impacto en ríos, lagos y aguas subterráneas.

El problema de la pérdida de agua no sólo afecta a la sostenibilidad a largo plazo, sino que, dado que los servicios hídricos representan entre el 30% y el 50% del consumo eléctrico de las autoridades locales, no hay que subestimar el impacto de este sector en los objetivos más amplios de consumo neto cero. El 80% de toda el agua extraída en Estados Unidos se utiliza para refrigerar centrales eléctricas y regar, y solo en 2019, las plantas de tratamiento y vertido de aguas residuales de la UE emitieron 27 millones de toneladas métricas de CO2 a la atmósfera.

Los proveedores de servicios hídricos y la industria deben centrar sus esfuerzos en medir el impacto. El desarrollo e implementación de soluciones sostenibles a estos problemas requiere transparencia en los datos para reconocer las oportunidades de reducir las pérdidas de agua, la contaminación y las emisiones de carbono de la industria. Sin saber dónde puede lograrse el impacto, la acción no tiene sentido. 

Enfrentarse al reto con una visión clara

A través de la tecnología digital, podemos gestionar de forma eficaz todas las fuentes de agua, incluidas las aguas subterráneas, el agua dulce y el agua reciclada, para satisfacer todas las necesidades de la demanda. Por ejemplo, los datos derivados de tecnologías digitales como IoT, IA y sistemas en la nube pueden ayudar a predecir la demanda de agua, garantizar la calidad del suministro y responder proactivamente a los distintos problemas. 

Las soluciones digitales actuales pueden ayudar a hacer visibles la calidad, la cantidad y el impacto del agua, garantizando que las infraestructuras trabajen para nosotros, no contra nosotros. Cuando podemos extraer datos de rendimiento de la infraestructura física del agua, podemos solventar carencias.

Por ejemplo, el análisis y tratamiento avanzado de datos puede ofrecer sistemas de control de la energía que ahorren hasta un 8%, mientras que los sistemas de gestión de fugas utilizan datos de varios sistemas para detectar fallos y mitigar las fugas de forma proactiva. Al mismo tiempo, los sistemas de gestión de la presión utilizan la información para controlar la presión de la red y aliviar la tensión en las tuberías. 

Esta gestión digital de los activos no sólo reduce los vertidos de residuos no peligrosos, sino que prolonga la vida útil de las infraestructuras y reduce las reparaciones y sustituciones más caras.

El tándem perfecto: tecnología, datos y experiencia

Las herramientas digitales y el análisis de datos ofrecen perspectivas hasta ahora desconocidas para aumentar la eficiencia en el uso del agua, por ejemplo, ayudando a reducir las fugas de agua en los municipios o garantizando un riego eficaz en el caso de la agricultura.

Como servicio público mundial, existen enormes cantidades de datos, procedentes de diversas fuentes, que pueden aprovecharse para hacer realidad una visión más sostenible del agua en nuestro futuro. Sin embargo, es necesario que todos los implicados en el sector adopten soluciones basadas en datos. A través de una mayor colaboración en el sector, aprovechando los datos intersectoriales y compartiendo conocimientos, podemos unirnos para innovar y establecer nuevos estándares para el suministro sostenible de agua. 

El tiempo es un recurso crucial en la lucha por lograr un futuro sostenible, y no debemos dejar que se escape del control. Ha llegado el momento de adoptar sistemas digitales punteros de gestión del ciclo del agua para acelerar los planes de sostenibilidad basados en datos. Planificar, gestionar, mantener y optimizar las infraestructuras de tratamiento del agua mediante la transformación digital beneficiará a proveedores, clientes, empresas y al medio ambiente.

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