Aunque quizás sea una afirmación obvia, la tecnología puede llegar a tener un impacto muy importante en la rentabilidad de una empresa. Cuando se aplican las tecnologías adecuadas en las áreas adecuadas, se nota en la eficiencia y, en última instancia, en la rentabilidad. Esto es así tanto con las tecnologías de gestión empresarial como para las que administran las operaciones. Con Smart Control se pueden controlar en tiempo real todas las variables de negocio críticas. Es la tecnología que puede convertir tus sistemas de automatización industrial en un potente motor de rentabilidad.
No te quedes atrás
Incluso si una empresa es capaz de controlar la eficiencia de sus operaciones y procesos en tiempo real, gestionar el negocio de forma transaccional, es decir, de acuerdo con horarios artificiales y humanos, ya no funciona. En un entorno que se mueve tan rápidamente, gestionar la rentabilidad de las operaciones de un mes para otro es poco práctico e insostenible: para cuando se reciben los datos actualizados del sistema de planificación de recursos empresariales, esta información ya no es relevante para tomar decisiones. Así que te encuentras siempre un poco por detrás, persiguiendo un equilibrio escurridizo.
Auténtico control en tiempo real
Para romper este ciclo, necesitas controlar algo más que la eficiencia de las operaciones en tiempo real. Necesitas empezar a controlar otras variables críticas, también en tiempo real, como la seguridad (incluyendo la seguridad ambiental), la fiabilidad y, especialmente, la rentabilidad operacional. Si realmente deseas controlar el rendimiento de la empresa en tiempo real, todas estas variables de negocio, que tradicionalmente se han administrado diariamente, semanalmente o mensualmente, también deben controlarse en tiempo real.
Pero no hay que desesperarse. El Internet Industrial de las Cosas y toda la conectividad que permite, cuando se aplica correctamente, puede ayudar las empresas a superar paradigmas anticuados y a obtener un valor y un beneficio sin precedentes.
Cuando este control ampliado – lo que llamamos Smart Control – se aplica para optimizar todos los activos de una planta, la automatización industrial se convierte en el motor de rentabilidad o Profit Engine de una empresa. Así es cómo las empresas pueden mejorar considerablemente la rentabilidad de sus operaciones, de forma segura.
El principio del Profit Engine
Pasar de “más control” a “más rentabilidad”
A diferencia del control de procesos tradicional, que se centra casi exclusivamente en mejorar la eficiencia de las operaciones, con la tecnología actual las empresas pueden llegar mucho más allá. Gracias a una mayor conectividad y potencia de cálculo, ahora los productos inteligentes y conectados pueden controlarse y supervisarse a sí mismos, convirtiéndose en activos autónomos. Este control automático en tiempo real puede ampliarse hacia arriba, desde los equipos y maquinaria hasta la planta industrial, hasta abarcar todo el conjunto de activos de la cadena de valor.
Nunca se han tenido tantas oportunidades para medir y mejorar la rentabilidad de las operaciones en tiempo real como ahora, en la época del IIoT. Impulsar la rentabilidad operacional comienza con la optimización del rendimiento de cada activo industrial para que realice su trabajo de la forma más segura, más sostenible para el medioambiente, fiable y eficiente posible.
El aumento de la conectividad, de la potencia informática y de la tecnología hace posible el control, la interoperabilidad y la comunicación en tiempo real en todos los niveles, desde el activo más simple de la planta hasta la cadena de suministro. Así que ahora, dotadas con la capacidad de controlar todos los activos en tiempo real (incluso los activos intangibles como la energía, las materias primas y la producción), las empresas pueden llevar a cabo sus negocios, y especialmente aquellas funciones históricamente transaccionales, no según un calendario o una frecuencia establecida, sino siempre que sea más rentable para ellos.
El Smart Control consiste en esto, y en impulsar la rentabilidad de la planta industrial. Significa que las empresas pueden administrar y controlar todas sus variables de negocio bajo una misma estrategia. Las operaciones y la gestión de la empresa ahora están sincronizadas: la gestión conoce las restricciones variables de una operación en tiempo real, incluyendo los riesgos de seguridad, fiabilidad y eficiencia; y el personal de plantilla entiende el impacto de sus decisiones sobre la rentabilidad operacional en tiempo real.
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