El papel del edificio inteligente en los puestos de trabajo del futuro

Las empresas cada vez son más conscientes de que proporcionando a sus empleados unos mejores entornos, herramientas e instalaciones, incrementarán la productividad y potenciarán la innovación y el crecimiento. Las posibilidades que ofrece un edificio inteligente en este sentido son incontables y, por eso, la inversión en este tipo de tecnologías crece exponencialmente. Según un estudio de Schneider Electric y Unwork, se espera que la inversión en sistemas de edificios inteligentes supere los 14 millones de euros en 2019.

Los beneficios operacionales son solamente una parte de lo que hace que un edificio inteligente sea atractivo para sus potenciales inquilinos. Además, existen otras ventajas como un mejor desempeño del negocio, un mayor bienestar de la plantilla y una mejor experiencia para los trabajadores.

A medida que se van desarrollando las tecnologías IoT y de los sensores, componentes fundamentales de los edificios inteligentes, las empresas son más capaces de relacionar estrechamente el comportamiento de sus propiedades con los resultados del negocio.

La ideación de la oficina inteligente

El informe Future 100 2010, de Innovation Group, asegura que las personas no sólo quieren espacios estéticamente atractivos, también quieren edificios que las cuiden, que sean saludables y cómodos. Arquitectos, interioristas y promotores buscan cubrir estas necesidades desde el momento inicial de la ideación del nuevo edificio, ofreciendo proyectos más flexibles capaces de adaptarse tanto a las necesidades actuales como a las potenciales demandas de nuevos usuarios.

Es importante, por tanto, que en la fase de diseño de proyectos de oficinas se incorporen prestaciones que permitan dotar a los edificios de conectividad y confort de forma escalable y flexible para que las instalaciones y los edificios puedan evolucionar a medida que también evolucionan las distintas necesidades de los usuarios.

La información es poder

Los incrementos en los costes de las propiedades inmobiliarias han llevado a las empresas a buscar el mayor valor posible de sus espacios de oficinas. Modelos de diseño ágil de lugares de trabajo como el Activity Based Working (ABW) han permitido a las empresas ahorrar significativamente en espacio sin comprometer la calidad. Sin embargo, para un uso realmente eficiente de sus oficinas, las compañías necesitan entender dónde se infrautiliza el espacio y cuáles serán las necesidades futuras de activos inmobiliarios.

Las tecnologías de los edificios inteligentes permiten capturar los datos de ocupación de los emplazamientos en tiempo real y ajustar sus compromisos de una manera más dinámica. Estos sofisticados sensores pueden, incluso, capturar los datos de uso de las oficinas e interactuar con los sistemas de edificios inteligentes para optimizar el rendimiento del espacio. Los sistemas de gestión de edificios (BMS) permiten aprovechar todos estos datos para optimizar los niveles de iluminación y temperatura de un espacio o las preferencias de los usuarios, por ejemplo.

Por otro lado, las técnicas que correlacionan las interacciones que tienen lugar en una oficina con el desarrollo de nuevos productos e ideas son tendencia en la investigación científica, y cuando este tipo de tecnologías wearables puedan ser totalmente desplegadas, permitirán correlacionar las interacciones y actividades que tienen lugar en el puesto de trabajo con métricas estratégicas, como la rotación de las plantillas. Incluso será posible influir sobre los resultados del negocio a través de algoritmos de aprendizaje con máquinas que aprovechen los datos sociométricos.

La importancia del bienestar de los empleados

El impacto del diseño de los lugares de trabajo sobre el bienestar físico y mental de los empleados se entiende cada vez mejor. Teniendo en cuenta que los salarios e incentivos suponen, aproximadamente, el 90% de los costes operacionales de una gran empresa, hasta los más pequeños avances en la productividad como resultado de mejores entornos laborales pueden impactar significativamente en el negocio.

Está demostrado que niveles más altos de actividad física mejoran la efectividad de los empleados y no son pocas las empresas que están empezando a calibrar cómo sus lugares de trabajo pueden combatir el sedentarismo. Además, están llegando al mercado sensores que ayudan a prevenir los dolores de espalda, cuello y músculos, una de las principales causas del absentismo. Por otro lado, se ha demostrado que la calidad del aire interno afecta a la productividad o el bienestar de los usuarios de los edificios – los niveles de CO2 causan sensación de cansancio e influyen en la toma de decisiones – y la ventilación natural o el aire acondicionado mixto son beneficiosos.

En definitiva, monitorizando la calidad del entorno de trabajo y la actividad de los empleados que lo utilizan, las empresas pueden entender mejor de qué manera el edificio ayuda (o perjudica) la salud de las personas y, así, mejorar el bienestar de los empleados, lo que claramente redunda en una mejora de la productividad.

Cuidando la experiencia de los empleados

La calidad de los lugares de trabajo en una empresa tiene cada vez más impacto en su capacidad para atraer y retener a los mejores talentos. A medida que la competencia por contratar a los mejores empleados crece, resulta obligatorio que las compañías proporcionen espacios de alta calidad adaptados al tipo de trabajo y a las expectativas de los potenciales empleados. Los edificios inteligentes contribuyen positivamente a las estrategias de atracción de talento mejorando la experiencia de los usuarios.

Las apps de los lugares de trabajo se convertirán en la interfaz clave entre los usuarios y los edificios inteligentes en los que trabajan, permitiéndoles el acceso a una serie de servicios mediante una única aplicación. Por ejemplo, la monitorización del uso del espacio en tiempo real, de la que hemos hablado en párrafos anteriores, permite al edificio identificar los espacios disponibles y proporciona a los empleados la información que les facilita encontrar una mesa en la que trabajar o reservar una sala de reuniones.

Los empleados que experimenten este tipo de servicios en un edificio empezarán a esperarlos en otros. Por este motivo, la adopción de la mejora de la experiencia de los empleados por parte de algunas empresas desencadenará un efecto dominó que conducirá a una implantación más amplia. De esta manera, los edificios inteligentes que permiten la optimización de los espacios de trabajo y el uso de apps inteligentes a sus usuarios se convertirán en un reclamo clave de los lugares de trabajo, y se posicionarán como una de las tendencias más relevantes en los diseños de arquitectos, interioristas y promotores en materia de oficinas.

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