3 lecciones aprendidas sobre energía y sostenibilidad en la crisis de COVID-19

El año 2020 será recordado por las generaciones futuras como el año más atípico de la historia moderna. La pandemia de COVID-19 ha expuesto lo poco preparados que están nuestros sistemas globales para hacer frente a una actuación masiva y urgente, así como lo interconectados que estamos a nivel mundial y con el entorno. Estas constataciones ponen de relieve la importancia de reconstruir la crisis con sociedades y economías más resilientes, equitativas y sostenibles.

La energía y la sostenibilidad también se han visto afectadas ya que los líderes han comprobado como sus objetivos, planes y recursos se descarrilaban. Dado que debemos estar preparados para una nueva normalidad, hemos identificado tres lecciones clave que los profesionales de la energía y la sostenibilidad pueden extraer de la crisis para facilitar una mejor recuperación.

Una mentalidad preventiva es imperativa

Hemos visto que una crisis mundial tiene el poder de echar por tierra cientos de años de esfuerzos dedicados a erigir infraestructuras y sistemas agrícolas, sanitarios, transporte, energía y sociedad. Podemos anticipar que las futuras crisis tendrán un impacto similar, especialmente las relacionadas con el cambio climático. Ya se trate de otra crisis sanitaria o de alguna otra forma de colapso social, es probable que las revoluciones futuras sean inevitables, ya que 9 de los 15 puntos de inflexión del clima mundial que regulan el planeta ya se han activado.

A pesar de estas circunstancias, las principales organizaciones se encuentran en una posición privilegiada para convertirse en líderes del cambio adoptando una mentalidad preventiva. Algunos han llamado a la crisis de COVID-19 el «ensayo» para futuras crisis climáticas; las medidas que las empresas adopten en los próximos meses tendrán el poder de transformar la salud y la capacidad de recuperación a largo plazo de sus negocios y, por ende, de nuestra sociedad.

Ahora es el momento de considerar la adopción de prácticas que mejoren nuestra sociedad en el largo plazo. La necesidad de cambiar las prácticas comerciales nunca ha sido tan crítica, y las soluciones para hacerlo están a nuestro alcance. Por ejemplo, al abordar la eficiencia energética, la recopilación y gestión de datos y la reducción de emisiones de efecto invernadero, también en la cadena de suministro, las empresas pueden lograr un importante impacto ambiental y mejorar la fiabilidad de los bienes y servicios necesarios para un crecimiento sostenible.

Aprovechar la experiencia para ser más sostenibles

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Muchas personas se han visto obligadas a adaptarse a trabajar desde casa. Esto también tiene un potencial a largo plazo como medio para aumentar la productividad y la eficiencia de los trabajadores y, al mismo tiempo, eliminar las emisiones del transporte. Las empresas que aprovechan esta experiencia de la crisis para considerar otras soluciones digitales, o para hacer evolucionar su fuerza de trabajo, pueden obtener beneficios a corto plazo, pero también prepararse para futuros impactos.

Incluso con los vientos en contra actuales, vemos una mayor resolución de sostenibilidad de nuestros clientes, y creemos que la crisis puede facilitar el cambio. Muchos de ellos están usando este tiempo como una oportunidad para hacer inversiones genuinas, reflexivas y a largo plazo en sus negocios y prepararse así para el futuro.

Tomemos como ejemplo a nuestro cliente Faurecia, que se comprometió con Schneider Electric para conseguir sus objetivos de neutralidad de emisiones en medio de la pandemia.

El propósito es más importante que nunca

Los líderes empresariales se enfrentan a una complejidad cada vez mayor. Los ejecutivos deben abordar más problemas que sus predecesores y se enfrentan a una amplia variedad de amenazas. Para muchos, la respuesta es la meta, que guía el camino cuando las cosas se ponen difíciles. Como se esperaba, aquellas corporaciones con mejores valoraciones en los índices de sostenibilidad han funcionado significativamente mejor durante la pandemia que sus iguales.

Y las empresas que tienen un compromiso con sus empleados, clientes, comunidades, proveedores, inversores y el planeta han buscado soluciones creativas para innovar durante la crisis, convirtiendo el desafío en oportunidad y posicionándose mejor para el crecimiento pos-pandémico.

Las empresas que sigan a la vanguardia serán las que establezcan como prioridad estrategias orientadas a una economía circular. La pandemia ha demostrado lo vulnerables que son las empresas con un único flujo de ingresos y lo frágil que puede ser una economía basada en la producción de bienes. El persistente enfoque de crecimiento sin límites en un mundo de recursos limitados será difícil de sostener, y un riesgo a futuro que nos expondrá a mayores revoluciones.

Las circunstancias económicas y sociales actuales ofrecen a las empresas la oportunidad de reinventarse. Las empresas que no asuman riesgos seguirán sin estar preparadas para hacer frente a futuros cambios de paradigma sociales y económicos.

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La flexibilidad y la resiliencia son las nuevas reglas del juego

La nueva normalidad, para muchos, sigue siendo la incertidumbre y el cambio, y las lecciones que aprendemos hoy podrán resultar obsoletas en las crisis del mañana. La clave es la adaptación, la capacidad de moverse y moldear con interrupción en lugar de mantenerse estático y potencialmente dañado por ello. Incluso las empresas con carteras diversificadas, como Disney, por ejemplo, una de las corporaciones mundiales más rentables en 2019, y que ahora se enfrenta a una pérdida de 1.000 millones de dólares estadounidenses en 2020, se verán desafiadas a repensar nuevos sistemas y supuestos que antes se daban por sentados.

La digitalización y las tecnologías avanzadas como el “machine learning”, junto con la inteligencia e ingenio humanos, son más críticas que nunca para permitir la flexibilidad y la resiliencia. Las organizaciones que adoptaron la digitalización antes y durante la pandemia pudieron movilizar más rápidamente una fuerza de trabajo remota y tener una ventaja competitiva.

Twitter, por ejemplo, fue una de las primeras empresas que se inclinó por un modelo de trabajo desde casa al comienzo de la pandemia. Habiendo demostrado que puede funcionar, la empresa dice que ahora apoyará a los empleados que quieran seguir haciéndolo.

Estrategias digitales para la recuperación

Otros que se enfrentaron al desafío de la caída de las ventas tuvieron que cambiar rápidamente de manera inesperada para satisfacer la nueva demanda a modo de economía de guerra: los restaurantes se convirtieron en tiendas de comestibles, los fabricantes de cosméticos comenzaron a producir desinfectante para manos y los fabricantes de ropa fabricaron mascarillas.

En muchos casos, los negocios pivotaron no sólo porque sabían que su producto o servicio ya no tenía demanda, sino porque era lo correcto desde un punto de vista social y económico.

En la recuperación, las empresas inteligentes considerarán la forma de incorporar estrategias digitales flexibles en sus operaciones para amortiguar los efectos de futuras revoluciones o pandemias. Tomemos como ejemplo las Microgrids: estas soluciones no sólo pueden ayudar a las empresas a alcanzar los objetivos de reducción de emisiones y eficiencia, sino que también pueden ser independientes de la red, lo que es esencial durante un corte de suministro en la red o en un mercado de electricidad tremendamente volátil.

La «nueva» normalidad: reconstruir mejor

Nuestro mundo puede que nunca vuelva a ser «como el de costumbre». Para las organizaciones, esto representa una oportunidad de transformación (potencialmente) radical. Las lecciones que nos enseñó la pandemia de COVID-19 pueden aplicarse para reconstruir de manera diferente y mejor.

La transformación radical es posible, y una crisis es un momento para aceptar el desafío. Consideremos el caso de IBM, que se reinventó a sí misma de una empresa de productos a una empresa de servicios, desafiando las expectativas y construyendo un negocio resistente como resultado.

“Los tiempos de cambio pueden poner en peligro incluso a las empresas más exitosas, que, en una crisis, necesitan revisar toda su cartera de forma racional y pueden encontrar el camino de regreso al éxito si están dispuestas a reinventarse a sí mismas para seguir siendo valoradas… pero hay que entender que la transformación es un proceso constante y continuo… y hay que tener presente que cuando se enfrentan a tiempos difíciles su objetivo no debe ser simplemente sobrevivir sino tener éxito, y el éxito viene a través del liderazgo.” -Bridget van Kralingen, IBM

Hemos visto que el cambio puede ocurrir más rápido de lo esperado, y sus impactos no deben ser subestimados. La incomodidad que sentimos hoy nos está preparando para un futuro de forma acelerada. Las oportunidades derivadas de un cambio drástico como el actual están ahí, simplemente hay que dejar atrás viejas costumbres e impulsar nuestros negocios con miras hacia la nueva normalidad.

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Esta no es la primera revolución de gran magnitud en el s. XXI a la que se han enfrentado las organizaciones y ciertamente no será la última.

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