Adaptarse al paisaje energético cambiante resultante de la crisis de la COVID-19 y la inestabilidad económica que ésta dejó, hace plantearse preguntas difíciles para los líderes en sostenibilidad y energía: ¿Cómo podrá el negocio global encontrar una estrategia adecuada para cumplir los objetivos sostenibles en el largo plazo cuando los recursos son limitados? ¿Cómo estas inversiones pueden convertirse en una palanca y no en un gasto para la reducción de emisiones? ¿Cómo de ágiles debemos ser en un contexto incierto?
El cambio está en el día a día, más aún acelerado con la crisis Covid-19, sobrevivirán no sólo las empresas más fuertes, sino las más responsables y las que sepan y puedan resistir. Cuando se trata de cumplir con los objetivos de sostenibilidad durante un período de incertidumbre, la respuesta debe ser global y transversal para aprovechar al máximo las oportunidades que presenta el cambio.
Un plan no es suficiente
Tomemos, por ejemplo, un fabricante mundial de automóviles. A pesar de los objetivos mundiales, la empresa se esforzaba por llevar a cabo una reducción continuada de consumo de energía y de emisiones en sus 74 instalaciones de 19 países. Las políticas a nivel corporativo se ignoraban o se ponían en marcha de forma incoherente, y la colaboración y la rendición de cuentas entre los diferentes emplazamientos eran limitadas. No había un esfuerzo por alinear y mejorar la eficiencia, y tampoco forma de compartir buenas prácticas entre las diferentes sedes. En consecuencia, no había objetivos claramente definidos y su implementación y despliegue era tedioso.
¿Por qué ocurre eso?
La mayoría de los emplazamientos tienen independencia cuando se trata de la gestión energética y las iniciativas sostenibles, incluyendo su propio presupuesto. Esta independencia puede producir resultados a nivel local, pero es normalmente insuficiente para cumplir objetivos a nivel corporativo. Los líderes corporativos reconocen la necesidad de definir una estrategia y política de compra global, pero el tamaño y la complejidad de muchas de las organizaciones, especialmente en el caso de emplazamientos heterogéneos y distribuidos globalmente, hacen que esto sea difícil en la práctica, y aún más difícil durante un período de crisis como el actual.
Cuando los recursos son más limitados o críticos y en un momento de cambio, no es extraño que la administración local priorice medidas más conservadoras y tradicionales, en detrimento de una contratación externa. Y, cuando la reducción de energía o CO₂ no forma parte de las prioridades estratégicas a nivel corporativo, la inversión en soluciones como las renovables in situ, por ejemplo, vs. la aplicación de medidas tradicionales supone un dilema en la toma de decisiones empresariales. Dilema que se agrava más aún si cabe en un período de incertidumbre económica.
Reconstruir de una manera más sostenible
La falta de capacidades tecnológicas y la falta de conocimientos especializados en todos los emplazamientos también puede ampliar la brecha en el desempeño en términos de sostenibilidad. Los equipos de energía y sostenibilidad necesitan tener acceso a datos, tanto a nivel de instalaciones, como global. Datos como la cantidad de energía que se consume, de qué fuente y a qué precio, pueden utilizarse para encontrar oportunidades de mejora, establecer objetivos e informar interna o externamente sobre los progresos e indicadores clave.
A medida que las organizaciones planifican su recuperación de la pandemia COVID-19, muchas buscarán los medios para reconstruir de una manera más sostenible. Este es un momento ideal para invertir en la planificación de escenarios para futuras situaciones de crisis, mientras se exploran soluciones de datos en toda la empresa como Resource Advisor™.
Pensar globalmente, actuar localmente
Los grupos de interés de una empresa, desde el Comité de Dirección hasta el último operario, deben estar alineados y comprometidos con el logro de los objetivos de sostenibilidad para que efectivamente tengan éxito. Esto puede ser especialmente difícil en una época de restricciones económicas o de incertidumbre, cuando mantener literalmente las luces encendidas puede ser de suma importancia.
La coordinación organizativa necesaria durante el período de recuperación de COVID-19 puede brindar a las empresas la oportunidad de desarrollar una alineación institucional para seguir avanzando en sus objetivos de sostenibilidad. Esto significa evaluar los obstáculos y las dificultades in situ para poder tener éxito, diseñar procesos de colaboración y gobernanza adecuados para asegurar que los progresos se reconozcan y se recompensen a todos los niveles, y mostrar a los interesados a nivel local cómo esos esfuerzos se vinculan con los objetivos básicos de la empresa. Esta alineación puede ayudar a impulsar el éxito; BlackRock descubrió que durante la reciente crisis del mercado, aquellas empresas presentes en los principales índices con valoración en sostenibilidad superaron a sus pares del mercado.
Para el fabricante de automóviles mencionado anteriormente, se inició un proceso de revisión que comenzó a fraguarse con una serie de Workshops de eficiencia energética para 6 emplazamientos, además de un análisis de oportunidades en energías renovables con PPAs y generación on site. En cuestión de meses, la compañía pudo identificar hasta un 20 por ciento de ahorro de energía, equivalente a 4 millones de dólares, en múltiples proyectos con sólo dos años de amortización. A lo largo del camino, el equipo aceptó el compromiso de los objetivos a nivel de emplazamiento que permitirían a la empresa cumplir con sus compromisos de sostenibilidad.
Factores a considerar a largo plazo
Integrar los beneficios de la sostenibilidad en el lenguaje de los resultados finales puede tener un gran impacto en la aceptación a nivel local, a la vez que impulsa un rendimiento consistente en el largo plazo. Centrarse en los beneficios a nivel de liquidez derivados del ahorro de energía puede inventivar a los ejecutivos que buscan ganancias, en lugar de hablar de los vatios ahorrados o de las toneladas métricas reducidas, especialmente cuando los recursos son limitados y las reputaciones están en juego.
Las enseñanzas derivadas de los proyectos pilotos pueden industrializarse y extenderse a nivel de la empresa para impulsar el rendimiento a escala. De esta manera, los programas de sostenibilidad empresarial podrán hacer frente de mejor forma a los cambios en el mercado empresarial y en el contexto energético, permitiendo que estas inversiones se traduzcan en un crecimiento a largo plazo para la organización.
Aunque COVID-19 es una de las más atípicas interrupciones a las que se han enfrentado los negocios, ciertamente no será la última. Ahora es el momento de considerar la estrategia a largo plazo de su organización para su supervivencia futura.
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