El futuro que nos espera

En este mundo en constante transformación, es posible ver mega tendencias que cambian toda forma de vivir, trabajar, producir y divertirse: urbanización, industrialización y digitalización. Estas tres tendencias, si bien analizadas, abren excelentes oportunidades de negocios, y las razones son deducibles: necesidades crecientes en términos de automación, conectividad y eficiencia energética. Sin embargo, antes de hablar acerca de estos desdoblamientos, volvamos nuestra atención a los factos que desencadenan transformaciones tan profundas e irreversibles.

En términos mundiales, las ciudades reúnen más del 50% de la población, consumen más del 70% de la energía producida y responden por el 75% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Lo angustiante hoy, puede tornarse desesperador mañana: hasta 2040, los centros urbanos recibirán más 1,9 mil millones de personas¹. Si no se hace nada (eficiente), la urbanización traerá consecuencias sin precedentes: escasez de recursos como energía y agua, presión ambiental y polución, sobrecarga en la infraestructura, congestión y preocupaciones con seguridad, y por ahí va.

Con las ciudades más llenas, la producción industrial crecerá significativamente, y ese fenómeno tendrá gran impacto en los desafíos energéticos y ambientales. La previsión es que el consumo mundial de energía industrial doble hasta 2050¹, elevando demasiado los niveles de emisión de gases de efecto invernadero en la atmosfera.

La urbanización y la industrialización conducen a la tercera mega tendencia. En los últimos 20 años, hemos conectado 3,5 mil millones de personas a la internet; ahora conectamos maquinas. Hasta 2020, vamos a tener 20 veces más dispositivos que personas conectados: 30 mil millones de aparatos con acceso a la red mundial de comunicación¹. La digitalización va a causar aumento expresivo de datos colectados, así como del poder de computación en la nube. El impacto en los ámbitos personal y profesional será abrumador: operaciones, atendimientos, entrenamientos, pedidos, sugerencias, contribuciones…

Más personas en los centros urbanos, más industrias en operación, más dispositivos conectados. Hay que concluir que estamos, sí, ante un dilema: el consumo de energía crecerá drásticamente, pero es crucial reducir por la mitad las emisiones de gases de efecto invernadero. De lo contrario, va a ser imposible mantener el calentamiento global bajo de 2°C y gestionar la polución a un nivel soportable.

Para dar cuenta de un futuro que se ve extremamente agresivo, tenemos que disminuir nuestra intensidad de carbono y mejorar nuestra eficiencia en tres veces. Hago parte del equipo de los optimistas y, por lo tanto, creo que podemos enfrentar esa paradoja utilizando un camino híbrido y rico en innovación incremental e innovación disruptiva donde la tecnología tiene papel fundamental. Todavía, la innovación va más allá de la tecnología, tenemos que gestionar, proyectar (productos y servicios), producir, construir y, especialmente, consumir de una manera muy diferente.

Para las ciudades es esencial ofrecer servicios integrados que aseguren mayor eficiencia en seguridad, movilidad, gestión de energía, de agua, de residuos – con resultados visibles y mensurables. Las industrias, con el fin de competitividad, demandan soluciones innovadoras capaces de apoyar sus necesidades crecentes de energía y además el desarrollo para una nueva economía de bajo carbono. Pero, las empresas y las personas, para tomadas de decisión más asertivas, esperan productos conectables con sistemas de control dotados de interfaces abiertas que permitan el análisis de datos en la nube a través de aplicaciones y softwares.

En mi experiencia en Schneider Electric, empresa referencia mundial en gestión de energía eléctrica y automación, comprobamos que nuestros clientes logran economías que impactan directamente el “bottom line” a través de la implantación de la plataforma EcoStruxure – conectando dispositivos y equipamientos de campo a los softwares de automación, monitoreo y gestión, haciendo la tomada de decisión más rápida y más asertiva. No estamos hablando de pequeñas ganancias, por lo contrario, el potencial de economía en la industria es de un 52%, un 79% en la infraestructura, llegando a un 82% en los edificios.

Los avanzos en IoT, movilidad, nube, análisis de datos y seguridad cibernética van a permitir la creación de redes cada vez más seguras, confiables, sostenibles y eficientes. El futuro próspero se construye a partir de una combinación poderosa: tecnología e innovación.

*Tania Cosentino es presidente de Schneider Electric para Sudamérica. La meta de mayor impacto de la empresa está relacionada a la reducción de 120 mil toneladas de carbono de sus clientes a través de soluciones de manutención y retrofit.

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