Cómo las capacidades digitales transforman las cámaras de control en centros operativos integrados y centros de excelencia

Este blog fue publicado originalmente en el blog global de Schneider Electric por Greg Johnson.

Las empresas del sector MMM se están enfrentando actualmente a varios retos, algunos que han existido tradicionalmente y otros que han surgido recientemente.

El objetivo de siempre de reducir costes sigue vigente, pero estas empresas se están encontrando ahora con mayor presión a la hora de ganar visibilidad en la cadena de valor, de ser más ágiles, optimizar la eficacia operativa, satisfacer la demanda del mercado y aumentar los esfuerzos en materia de sostenibilidad. Todo esto, por supuesto, sin sacrificar ni descuidar la seguridad.

Una forma eficaz de enfrentarse a estos retos y objetivos empresariales es mediante la transformación digital. La transformación digital no tiene por qué ser solo una gran iniciativa de sustitución y actualización, sino que puede ser el proceso de implementar gradualmente -y a pasos razonables- la nueva tecnología en toda la empresa y la cadena de suministro para mejorar los procesos y sistemas de negocio, así como reducir significativamente el riesgo y el coste empresarial.

En última instancia, esto significa que los directivos podrán abordar de forma proactiva los retos empresariales de forma estratégica, en lugar de reaccionar a los acontecimientos o problemas. La figura 1 muestra cómo estos pasos pueden evolucionar de tácticos a estratégicos abordando problemas más sistémicos y más complicados a medida que crece la madurez.

De la sala de control al centro operativo integrado y las demandas de personal

El personal es el recurso más valioso de una empresa. Como ocurre en las empresas de muchos otros sectores, las del MMM se enfrentan a varios retos a la hora de contratar y retener a una mano de obra cualificada para mejorar el rendimiento general de la empresa.

La transformación digital, especialmente a medida que la tecnología madura, puede desempeñar un papel crucial a la hora de abordar estos retos fundamentales.

Por ejemplo, las empresas del sector MMM se enfrentan a una plantilla que envejece, y tienen dificultades para contratar a nuevos profesionales cualificados.

Al mismo tiempo, la naturaleza de la industria hace que, en la búsqueda de yacimientos de mayor calidad, las operaciones mineras se sitúen en lugares y países remotos, lejos de las áreas metropolitanas. Esta tendencia agrava aún más el reto.

Hay dos formas esenciales en que la transformación digital puede hacer frente a la situación, e incluso remediarla:

  • El uso de la tecnología digital permite a las personas intercambiar y recibir información en tiempo real, en lugar de depender de las hojas de cálculo impresas, el intercambio de emails o, peor aún, las llamadas telefónicas.
  • A medida que una empresa avanza en su transformación digital, puede crear un Centro de Operaciones Integrado para gestionar las operaciones desde una ubicación central a otra remota. De este modo, por ejemplo, los directores de operaciones en zonas urbanas pueden utilizar la tecnología para gestionar las operaciones de la mina en áreas remotas.Esta tecnología atrae a los millennials, porque significa que pueden vivir y trabajar en zonas urbanas y no en los lugares remotos donde están las minas. Esto, a su vez, facilita que las empresas contraten a los millennials y los retengan a medida que avanzan en sus carreras profesionales.
El centro de experiencia consolida la información de la planta en varios sitios e incluso en grupos de productos básicos.

Del Centro Operativo Integrado al Centro de Excelencia

Las empresas que están más avanzadas y preparadas para afrontar los retos actuales de la industria pueden recurrir a la ayuda de un centro de competencia.

Este centro de experiencia consolida la información de la planta en varios sitios e incluso en grupos de productos básicos. A su vez, promueve el intercambio de las mejores prácticas y la evaluación comparativa, y fomenta la colaboración entre numerosos equipos operativos, ya que proporciona el intercambio de datos y su transparencia para ganar visibilidad en toda la empresa.

Centro de Excelencia Empresarial

El concepto de centro de competencia consta esencialmente de dos partes fundamentales. La primera es el Centro de Excelencia Empresarial (BEC). Esta entidad consolidada integra los objetivos empresariales generales y las instalaciones operativas para apoyar los impulsores del negocio.

Abarcando la cadena de valor de la minería, une los sistemas financieros, de optimización industrial, de operaciones y de flujo de trabajo con los activos de la planta y, sobre todo, con los empleados. En otras palabras, al romper los silos de operación, el BEC integra las competencias empresariales y técnicas, de modo que una organización puede mejorar significativamente el rendimiento de la empresa.

Así es como funciona. El BEC es fundamentalmente un servicio compartido con responsabilidades muy variadas. Normalmente, incluyen el establecimiento de orientaciones técnicas, el marco de compromiso, la identificación y distribución de las mejores prácticas, la evaluación comparativa, el fomento de la colaboración y la consolidación de los KPI alineados con los objetivos corporativos, las limitaciones económicas y medioambientales, e incluso los objetivos de las operaciones.

Al permitir que el personal cualificado con los diversos conocimientos de dominio trabaje en colaboración en un entorno centralizado que, a su vez, aprovecha la experiencia empresarial, técnica y de operaciones, la empresa puede obtener una inteligencia empresarial significativa y procesable.

Commodity Expertise Center

La otra mitad de la ecuación consiste en crear un Centro de Experiencia en Productos Básicos (CEC), que se centra en un único producto básico dentro de la empresa.

El CEC suele poner foco en áreas como la inteligencia del mercado de productos básicos, los KPI relevantes para los productos básicos en tiempo real, la evaluación comparativa de procesos, el funcionamiento avanzado de procesos, la optimización de la cadena de suministro de productos básicos y la visibilidad de los recursos al mercado.

Esto es importante: la creación de un CEC permite que las operaciones -ya sean remotas o locales- y los equipos centralizados del CEC colaboren. Esencialmente, reduce la brecha entre el flujo de información del negocio y de las operaciones. Como resultado, el CEC puede proporcionar a los grupos de productos básicos la tan necesaria inteligencia empresarial que se centra en los requisitos y retos compartidos, casi en tiempo real.

Y lo que es más importante, dado que la CEC integra las operaciones de la mina y de los procesos, permite la visibilidad de toda la cadena de suministro o de valor. A menudo, las empresas mineras no son capaces de abarcar toda la cadena de valor del proceso minero.

En consecuencia, por ejemplo, no pueden optimizar la operación ni identificar obstáculos. Por otro lado, la creación de un CEC ofrece el tipo de visibilidad que las organizaciones necesitan para poder ser ágiles y optimizar las secuencias u operaciones mineras, y satisfacer la fluida demanda del mercado.

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