Combinar la gestión del mantenimiento y el control de la rentabilidad en tiempo real permitirá a la industria obtener mejoras de su rentabilidad operacional de forma segura
Por suerte, los días del mantenimiento reactivo han quedado atrás. En los últimos 15 años, las estrategias en mantenimiento industrial han evolucionado desde simples métodos reactivos a métodos preventivos; de ahí a predictivos y, finalmente, a prescriptivos. Como resultado, esta metamorfosis ha revertido en importantes mejoras en el mantenimiento de las plantas industriales.
Mejorar las estrategias de mantenimiento es, hoy en día, tan razonable para la mayoría de profesionales industriales, que lo aceptan como el camino natural de la evolución tecnológica, y ya nadie busca entender qué impulsa realmente este avance. Hoy sabemos que los avances en control de procesos, que buscan incrementar la eficiencia de los activos, son la razón principal por la que se requieren nuevos enfoques de mantenimiento.
Por lo tanto, aunque las nuevas estrategias de mantenimiento hayan ayudado a mejorar la fiabilidad de los activos, lo que realmente necesitamos es un nuevo enfoque estratégico que equilibre la fiabilidad y rentabilidad en la producción industrial de dichos activos.
Yo no confío en la premisa, comúnmente aceptada, de que se puede obtener una mejora de la fiabilidad a partir solamente de estrategias avanzadas de mantenimiento.
El control de procesos afecta a la operación en tiempo real de los activos de la fábrica. En cambio, la gestión del mantenimiento no. Por lo tanto, mejorar la fiabilidad de los activos debe empezar con un control en tiempo real que cuadre con los retos aportados por el propio control de procesos. Además, la fiabilidad de activos y el control de procesos en pos del control de la eficiencia mejorada requieren de una coordinación, o las mismas estrategias acabarían solapándose y enfrentándose unas a otras.
El objetivo último de implementar la gestión de procesos y mantenimiento es mejorar la rentabilidad operacional. Dada la aceleración que ha sufrido el sector en la última década, ciertos aspectos de la rentabilidad operacional ya no pueden gestionarse mes a mes, sino que hay que controlarlas en tiempo real. Por ejemplo, el precio del recibo de la luz, que hace diez años no variaba durante meses, ahora fluctúa cada 15 minutos. Esto requiere de estrategias de control de rentabilidad en tiempo real, porque la gestión mensual de la rentabilidad ya no es suficiente.
El control de la rentabilidad operacional en tiempo real se está extendiendo en las fábricas de manufacturas, pudiendo llegar a ser el elemento principal de coordinación entre eficiencia y fiabilidad. Tanto es así, que la rentabilidad en tiempo real puede ser el “cierre” esencial de una estrategia de control en cadena que abarque el control tanto de los procesos como de la rentabilidad. Derivar el control de rentabilidad en control de procesos y fiabilidad es una realidad factible, haciendo aún más posible el objetivo último de maximizar la rentabilidad operacional.
Desde principios de los 2000, la mejora en las estrategias de gestión del mantenimiento ha sido constante, aportando muchos resultados positivos. Sin embargo, teniendo en cuenta la imparable aceleración de los negocios, debemos extender sus capacidades, añadiendo el control de rentabilidad en tiempo real derivado en control de fiabilidad en tiempo real. Combinar la gestión del mantenimiento y el control de la rentabilidad en tiempo real permitirá a la industria obtener mejoras de su rentabilidad operacional de forma segura, y convertir su automatización de procesos en el motor de beneficios
Añadir comentario