En el anterior post, “la importancia del enfoque estratégico para afrontar los retos de la industria alimentaria”, dejamos pendientes de analizar las principales limitaciones de focalización en el proceso de adopción de las decisiones y tecnologías necesarias para garantizar nuestra competitividad futura.
Según mi experiencia, parte de la culpa reside en la percepción de urgencia de las personas y la compartimentación de responsabilidades dentro de las empresas.
Percepción de urgencia
Hace tiempo que esta nueva industria es una realidad; pero hay empresas y profesionales que siguen pensando que les sobra tiempo para ponerse al día. En esta ocasión, sin embargo, el tiempo es precisamente lo que escasea y el tiempo es también lo que necesitamos comprar. Buscamos avanzarnos a las oportunidades y a los riesgos, y estos cambian con una celeridad sin precedentes, lo que evita que podamos dilatar nuestras decisiones.
Compartimentación de responsabilidades
En la anterior ola de cambio tecnológico (la Tercera Revolución Industrial) se estableció una forma de trabajar centrada en la efectividad. En la compartimentación del trabajo para optimizar la toma de decisiones por áreas.
El entorno favorecía el desarrollo de negocio y el crecimiento. Podíamos permitirnos el lujo de preocuparnos por separado del crecimiento (ventas) y de la rentabilidad (margen). Un sistema que nos fue muy bien porque el negocio era recurrente y el crecimiento sostenido.
Hoy la cosa está cambiando, y mucho. En el entorno VUCA (volátil, incierto, complejo y ambiguo) en el que nos encontramos, el negocio recurrente escasea y la visibilidad de nuestro negocio futuro es cada vez más incierta. La competitividad aumenta la presión y nuestras fábricas, dimensionadas para épocas de bonanza, carecen de la agilidad necesaria para adaptarse a los gustos cambiantes del mercado.
Necesitamos un nuevo enfoque más global, un enfoque que alinee a todos los departamentos de la empresa.
Sin embargo, es difícil buscar el beneficio global para la empresa cuando cada departamento tiene objetivos de rendimiento (KPIs) que priman la individualidad en detrimento de la globalidad de la empresa.
Las dos grandes decisiones estratégicas
Dependiendo del foro en el que estemos, esta Cuarta Revolución Industrial habla de reducción de costes, de mejoras de calidad, de visibilidad, etc… pero sobre todo, habla de mejora de rentabilidad y de reducción de riesgos para el negocio, y por ello debe ser tratado a nivel del comité de dirección.
Aquí tenemos una de las dos grandes decisiones que debe tomar toda empresa ante la evolución tecnológica a la que nos enfrentamos: el nivel de implicación del comité de dirección en todo el proceso. De otro modo, no podremos asegurar la completa implicación de todos los departamentos y personas de la empresa.
La segunda decisión relevante es quién nos acompañará en este proceso, pues debemos tener claro que es un camino que no podemos realizar solos. Necesitamos un partner tecnológico para asegurar el éxito.
Es común encontrar empresas que se han iniciado sin mucho acierto, debido principalmente a un mal asesoramiento donde la solución implantada no se ha adaptado a la evolución de la empresa o no ha tenido en cuenta los intereses globales de la compañía, requiriendo reinversión además de muchas dudas.
La tecnología es el medio para llegar a un fin: solo nuestro conocimiento del negocio, junto al asesoramiento de un buen partner tecnológico de confianza, puede crear una propuesta ganadora que garantice la ansiada mejora de competitividad y reducción de riesgos asociados.
Resumiendo, debemos hacer algo, hacerlo con alguien de confianza e implicarnos para asegurar el éxito.
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