Este artículo fue publicado originalmente en inglés en el blog global de Schneider Electric.
Cuando los hospitales se enfrentan a un episodio de emergencia, la capacidad y resistencia de la infraestructura a menudo se considera lista. Sin embargo, en situaciones de la vida real, una planificación inadecuada conduce a fallas de componentes esenciales. Sin sistemas técnicos sólidos y operativos, tanto los pacientes como el personal del hospital están en riesgo.
En condiciones normales, la infraestructura brinda a los hospitales energía, calefacción, ventilación y controles ambientales de manera continua. Son servicios silenciosos de los cuales nos olvidamos por la rutina. Diseñamos y construimos hospitales para garantizar tranquilidad, resistencia, disponibilidad y continuidad comercial, pero cuando las emergencias aparecen, se requiere una rápida expansión de las instalaciones hospitalarias (más camas, más equipos médicos, más servicios esenciales). Estos cambios pueden abrumar rápidamente la capacidad existente de los sistemas centrales y de infraestructura crítica.
La planificación de estos eventos es parte de los deberes de cada organización de atención médica. Es muy probable que existan estrategias de mitigación de riesgos y planes de acción de preparación para emergencias. Sin embargo, la planificación de emergencias debe incorporar recursos adicionales, conocimiento y una ágil toma de decisiones. Tener un ‘Plan B’ para la infraestructura física del hospital, y poder actuar sobre este, puede ser la única forma de minimizar el impacto de un aumento repentino en los pacientes.
Seguir pautas y regulaciones globales con implementación y preparación local
La preparación para emergencias, como las pandemias, requiere una planificación consistente a largo plazo y debe incorporar el cumplimiento de los recursos regulatorios. Desde 2002, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha estado proporcionando orientación en torno a la planificación cuando se trata de una emergencia pandémica.
Una parte importante de estas recomendaciones se refiere a suministros, infraestructura técnica, ingeniería y mantenimiento, servicios de laboratorio y toda la logística que respalda la prestación de servicios de atención médica. Algunos hospitales vinculan muy eficazmente estas recomendaciones a sus esfuerzos por cumplir con los criterios de acreditación de hospitales locales. Es el plan de acción local el que define la eficiencia de los resultados, ya que se aplica al contexto específico y al impacto potencial.
Ante esta crisis, se ha considerado incorporar los requisitos legislativos basados en estándares para la planificación de preparación para emergencias. Esto ha permitido incluir los medios para probar procesos, habilidades y la capacidad para hacer frente a la presión. El objetivo ha sido anticipar posibles riesgos y fallas. Las pruebas de resistencia de forma regular y consistente son una fase importante de la planificación, ya que tanto la situación, como los procedimientos operativos del hospital, cambian dinámicamente.
Ser capaz de visualizar y analizar la respuesta al estrés de la infraestructura permite trabajar tanto en el proceso como a nivel técnico para evitar fallas críticas. Los ejercicios de escritorio y la planificación simulada de escenarios a menudo van lejos; sin embargo, estas técnicas de prueba no pueden dar cuenta de los detalles más pequeños. Las pruebas físicas planificadas y bien ejecutadas no solo resaltan posibles problemas técnicos en la respuesta de un sistema, sino que también definen los procesos manuales y la logística que pueden necesitar ser adoptados para la continuidad de la atención segura del paciente.
El avance en las tecnologías operativas y los servicios digitales, ahora forman parte de la infraestructura inteligente de la mayoría de los hospitales modernos.
En emergencias, las organizaciones de atención médica coordinan sus actividades de manera diferente
Una afluencia de emergencia de pacientes también requiere que los hospitales tengan un Sistema de Comando de Incidentes especializado. Este es un cuerpo de expertos que toma el control y ejecuta las operaciones durante toda la emergencia. Además de contar con expertos médicos y de enfermería profesionales, los equipos de respuesta ante emergencias están formados por representantes que se encargan de la coordinación y comunicación dentro del hospital. Sin embargo, a pesar de la alineación organizacional integral, la planificación y las pruebas para fortalecer la preparación, lo inesperado puede suceder.
Este puede ser especialmente el caso cuando la duración de una emergencia es impredecible. La experiencia ha demostrado que incluso el mejor plan puede tener fallas. Algunos de los sistemas abrumados colapsarán y afectarán la atención al paciente. Cuando fallan, el plan de respaldo debe ser tan detallado y listo para la acción como el plan original.
Por ejemplo, durante los eventos que han rodeado accidentes de pandemia, ha valido la pena alinear y capacitar a un panel de vendedores y proveedores, especializados en tecnología y sistemas de infraestructura: energía, agua y gas. Estos grupos deben estar preparados para movilizar rápidamente recursos especializados para necesidades críticas y así, restaurar la funcionalidad y operación de la infraestructura física.
No hay tal cosa como estar demasiado preparado
La preparación y planificación para desastres naturales u otro tipos de eventos de emergencia brindan buenas ideas. En el caso de una pandemia, cuando los plazos estimados y los aumentos de capacidad a menudo pueden cambiar, la disponibilidad de infraestructura crítica, la confiabilidad y la capacidad de recuperación se verán desafiadas. A menudo se pasan por alto tareas simples como probar la confiabilidad de las fuentes de alimentación ininterrumpida, la resistencia de la red, la capacidad de calefacción y refrigeración, la calidad de la energía y los controles ambientales. Estas tareas resaltan errores y fallas típicas que deberían formar parte de las operaciones de mantenimiento diario.
Observar los problemas potencialmente insignificantes y a menudo diferidos en los sistemas técnicos a través del objetivo de la preparación para emergencias, pone una perspectiva y un perfil de riesgo completamente nuevos para la gestión de espacios, la idoneidad ambiental para una atención segura, la disponibilidad y la flexibilidad para extender y reutilizar, de modo que puedan acomodar el aumento de las actividades clínicas.
La preparación para emergencias debería considerar de manera integral el retraso en el mantenimiento, las actividades continuas de remodelación de edificios, así como el impacto de las nuevas construcciones. Esto permite tener una comprensión razonable y confiable de la situación.
En momentos de emergencia, más que héroes, se necesita contar con un sólido plan de preparación. Este debe incluir los recursos para predecir fallas y visualizar el rendimiento de la infraestructura con funciones claras, así como con una ejecución nítida. La ausencia de esto podría poner en peligro la seguridad y la continuidad de la atención médica.
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