TRANScribiendo mi historia: conoce a Aria Silva

¡Hola! Mi nombre es Aria Silva Castañeda. Tengo 31 años y soy licenciada en ingeniería mecánica industrial, egresada del Instituto Tecnológico de Mérida. Actualmente soy Diseñadora Mecánica de tableros de baja tensión en Schneider Electric y formo parte de la comunidad global LGBT+ de Schneider.

Siempre he creído en el poder de las palabras. Para mi sigue siendo un misterio el cómo una historia, por más simple y particular que pueda parecer, tiene el poder de inspirar a otrxs. Si a alguien puede servirle la mía, para mi es un gusto contarla. Pero para poder contar mi historia, debo primero hablarles sobre el hombre más importante de mi vida. Su nombre era Sergio.

¿Todos pasan por esto en algún momento? una juventud confusa e incierta  

Sergio nació en la Ciudad de México. A la edad de cinco años, su familia se mudó a la ciudad de Mérida. Desde entonces, Sergio comenzaba a mostrarse reservado, más que otrxs niñxs. Parecía que se tenía a un adulto en miniatura cuando se referían a él. Lamentablemente, aprendió muy temprano que mostrarse tal cual era podía no ser una buena idea; no siempre obtenía una respuesta positiva o aceptación por parte de sus compañeros. Durante su infancia y juventud, vivió sintiendo que había algo mal en él, aunque no lograba entender qué era. El lo vivía como una sensación molesta que le acompañaba en todo momento.

Durante sus años de secundaria y preparatoria, Sergio trató de pasar desapercibido, cómo avergonzándose de existir; Quiso ser invisible, aunque siempre acababa aflorando su esencia, lo cual en más de una ocasión atrajo atención no deseada.

Convertido ya en profesionista, si bien había aprendido a vivir con esa extraña sensación, lo cierto es que no desaparecía y le continuaba pesando. Durante mucho tiempo decidió ignorar el sentimiento, con tal de no ser inoperante.

Sin embargo, al cumplir los treintas, su estado de ánimo comenzó a deteriorarse.  Era ya tanto el tiempo que llevaba viviendo de esta manera, que asumió que era algo por lo que todos pasaban en algún momento. Fue entonces cuando la presión comenzó a hacerse tan fuerte que creyó ya no poder soportarlo más.

Hoy, agradezco infinitamente su fuerza y persistencia para seguir adelante, pues gran parte de él aún vive en mí. De él son mis destrezas y talentos.

El nacimiento de Aria Silva

Él es el hombre más importante de mi vida, por que él, fui yo. Hablo de él como si ya no estuviera, pues esta es la sensación que tengo cuando hablo de mi vida pasada; ahora solo vive en mi memoria.

¿Por qué tardé tanto en darme cuenta? A estas alturas me es imposible recordar lo que pensaba entonces. Nunca mostré “señales” de desear ser una chica; me sigo preguntando cuáles podrían haber sido.

¿Podría haber sido el desapego a mi propio cuerpo un indicio? Siempre evité las actividades físicas: deportes, bailar, comprar ropa, tomarme fotos, incluso mirarme al espejo. Quizá, lo que quería era restarle importancia. No me gustaban las muñecas, no mostré interés en los vestidos, ni en el maquillaje, ni en nada similar. Es cierto que me gustaban algunas heroínas de la televisión, pero poco más.

Recuerdo la primera vez que me vi en el espejo completamente vestida y maquillada. Por primera vez pude reconocerme, expresar y ponerle un nombre a todo lo que había estado sintiendo durante tanto tiempo. Una frase emergió casi instantáneamente en mi cabeza: “Así que, aquí estas”. La feminidad que reflejaba mi figura me emocionó muchísimo.

Presentarme como Aria a la sociedad

Ahora que mi identidad estaba firmemente establecida, tendría que enfrentar otra dura realidad. No es un secreto que a las personas LGBTQI+ no nos va tan bien en la vida, especialmente en Latinoamérica:

  • 40% de las personas sin hogar se identifican como LGBTQI+.
  • La tasa de desempleo entre gente LGBTQI+ es entre 3 y 4 veces la media nacional. Esto aumenta 10 veces si hablamos de las personas transgénero.
  • Tenemos la tasa más alta de suicidio de cualquier rubro.
  • La expectativa de vida de las personas transgénero es de 35 años, entre crímenes de odio y complicaciones médicas.

Con todo esto en mente, siendo que soy una mujer transgénera y también bisexual, estaba resignada a que tendría que empezar de cero. Fue entonces que una oferta de empleo llamó mi atención.

El pertenecer a una cultura inclusiva

Ya conocía a Schneider Electric y su manifiesto de inclusión, pero no estaba segura si alguien como yo tendría verdaderamente la oportunidad de formar parte. Deseaba dejar de sentirme abrumada por el pensamiento constante de que sería rechazada apenas me presentara con esta «nueva» identidad. Entonces pensé: «no pierdo nada con intentarlo». Así me postulé sin mayores esperanzas.

Fui seleccionada y continué en el proceso. Algunas semanas avanzado el mismo, llegó el momento de tomar una decisión. Eventualmente sabrían la verdad sobre mi identidad. Decidí que era el momento de probar si estarían dispuestos a abrazar lo diferente. Para mi completa sorpresa, no me equivoqué al ser abierta y franca al respecto. Me embargó una sensación realmente liberadora al saber que habían sido mi talento y aptitudes lo que me había abierto las puertas a ésta maravillosa empresa.

Puede que para muchos mi franqueza no haya sido la gran cosa, pero para alguien como yo, que estaba totalmente convencida de que el precio que tendría que pagar por ser yo misma sería el perderlo todo, poder expresarme sin ataduras de ningún tipo con el talentoso y diverso equipo que encontré, donde todo empieza con el respeto y siempre están dispuestos a escucharme, llegar a trabajar cada día se siente como un auténtico regalo.

Espero que el compartir mi experiencia sirva como motivación para aquellos que aún no tienen voz.

Hoy, orgullosamente puedo decir:

Yo soy yo. Yo soy única. Yo soy, Schneider Electric.

Conoce más sobre nuestra políticas de diversidad en nuestro sitio web. Si nos visita de Centroamérica, visite el sitio web de la región.

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Conversación

  • Héctor Solis

    3 años ago

    Aria, leyendo tu historia me doy cuenta de la gran mujer que eres y la capacidad de resiliencia que has tenido, de verdad te honro, te aprecio y te valoro mucho como ser humano, como mujer, como líder y como compañera en la diversidad, tu testimonio se que cambiará muchas perspectivas y sé que para bien – fuerte abrazo y seguimos empoderando a nuestros colaboradoras y colaboradores a que vivan su Autenticidad porque somos una GRAN compañía ORGULLOSO de ti y de Schneider Electric GRACIAS por ser una Gran colaboradora

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